Se han realizado distintos experimentos para recrear situaciones que implican la moralidad. Por ejemplo, se pueden recordar los experimentos de Philippa Foot y Judith Jarvis Thomson.

Indudablemente, éstos son ejercicios teóricos, porque uno no sabe qué haría realmente en una situación moralmente dilemática. Los científicos han activado diferentes sistemas neuro-psicológicos en el cerebro y han usado un escáner para explorar cómo las personas responden a los escenarios concebidos por las filósofas mencionadas. Esto ha permitido distinguir entre decisiones morales que nos hacen pensar (lo utilitario) y aquellas que no hacen sentir (lo emocional). Las diferencias entre unas y otras tienen variadas implicancias en los distintos espacios de lo humano, entre ellos la educación.

Los acontecimientos actuales en nuestras sociedades revelan que lo utilitario y lo emocional están en una tensión enorme, sustantiva, profunda. Para abordarla desde el punto de vista podríamos recurrir a lo “real”, a lo que ocurre en el día a día, y, como señala Adela Cortina, darnos cuenta que puede resultar desmoralizante. Algunos pensarían que el camino es silenciar las situaciones para no fragmentar más la sociedad contaminando a las nuevas generaciones. Pero eso sería un error ético. Entonces, la literatura y en general la creación artística, pueden ser nuestros aliados culturales. Nos ayudarían a salirnos de lo contingente y explorar una mirada más universal de lo que significa la moralidad y la inmoralidad en el mundo de hoy, además de reconocerla en el pasado, en la historia y de algún modo buscar los antídotos para lo que puede ser el futuro.

Para este efecto, podemos recurrir a una de las series televisivas más exitosas, me refiero a House of Cards. Serie que nos permite examinar diferentes dilemas morales que de algún modo reflejan temas que la humanidad no ha resuelto. Esta serie ha resultado ampliamente atractiva para una gran cantidad de espectadores.

¿Qué hacer ante el engaño provenga de quien provenga?

Nos presenta la oportunidad de explorar cómo actúa el razonamiento y juicio moral en la vida cotidiana. Es decir,  cómo funciona el razonamiento utilitario y moral en cada aspecto de nuestras vidas. A partir de ello, podemos preguntarnos: ¿qué estamos haciendo de manera personal para erradicar la hipocresía, la mentira, las trasgresiones morales? ¿Qué hacer ante el engaño, provenga de quien provenga? ¿Es necesariamente el poder una fuente de corrupción? ¿Se puede separar el comportamiento personal del comportamiento institucional? Supongamos que se tiene que tomar la decisión sobre cómo disciplinar a alguien que ha cometido una falta grave en la escuela. ¿Cuál sería el criterio a aplicar si se trata de alguien conocido o un familiar, cuando se ha incurrido en una falta moralmente delicada? ¿La decisión será justa o arbitraria?

Se requiere identificar nuestros dilemas morales en el día a día, y examinar cómo sopesamos nuestros sentimientos, nuestras asociaciones personales y nuestras sensaciones físicas respecto de las decisiones moralmente razonadas. House of Cards nos hace ver que las cosas pueden no ser tan difíciles, pero en la vida real pueden ser las decisiones más difíciles de tomar.

¿Se puede disociar el papel de los padres respecto de sus hijos?

Muchos líderes entienden intuitivamente la diferencia entre lo utilitario y lo emocional. Nos presentan decisiones morales en términos emocionales que pueden generar ambigüedad ética: es que es un hombre mayor, una persona de salud delicada, un hijo en problemas… Entonces, uno se puede preguntar si se puede disociar el papel de los padres respecto de sus hijos.

Obviamente, lo emocional nos llevará siempre a respaldar al padre, y en especial a la madre, pero al momento de razonar moralmente, la definición del rol que se está juzgando parece ser fundamental; entonces lo que se juzga es la posición que se tiene en el poder y lo que éste permite sancionar o reprimir, y en esto no habría que confundirse para que no resulten paradójicas. Esto es una brecha entre el discurso público y el acontecer privado, que está tratado genialmente en House of Cards.

La ficción nos puede ayudar a descifrar los códigos morales.

La ficción nos puede ayudar a descifrar los códigos morales, las preguntas, los dilemas y las paradojas que pueden estar implicadas. Esto permitiría construir argumentos razonados rigurosamente, permitiendo objetivar la subjetividad al momento de enfrentar determinados hechos, evitando posiciones ideologizadas, o al menos de algún modo disfrazadas y no declaradas. De este modo, se puede lograr percibir la condición humana, sus argumentaciones detrás de los actos que se describen.

La tragedia forma parte del trasfondo de la serie televisiva, las consecuencias trágicas de aquello que constituye la red del poder. Pero lo más grave es el costo trágico para las multitudes cuyas vidas dependen de la justicia, de la amabilidad hacia otros.

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House of Cards

 

La pareja de contrarios, sentido y sinsentido, son de extraordinaria relevancia al examinar la línea argumental de la serie, que se aproxima a lo que es una realidad. Los signos son bastante amplios y también sus combinaciones, por ejemplo, toda la significación de lo que es el poder. Lo que se dice no es cualquier cosa, y en lo dicho hay todo un repertorio de lo no dicho. Lo que se puede percibir como absurdo, es lo absurdo de una realidad.

Los escándalos políticos atraen la atención del público y dominan a los medios de comunicación.

Los escándalos políticos atraen la atención del público y dominan a los medios de comunicación. Las desviaciones políticas pueden interrumpir y tomar el control de agendas políticas, llevando incluso a renunciar a los funcionarios públicos. En la civilización actual, se ha cultivado la morbosidad de los escándalos. Objetivamente, existen innumerables oportunidades y motivos para los escándalos: “cargos públicos para beneficio privado” o abusar del poder en la “búsqueda de objetivos de política”.

House of Cards muestra las exageradas repercusiones de los escándalos políticos. La habilidad de Underwood para lograr influencia política es muy bien expuesta, a través de ella gana el control total para manejar los escándalos políticos de una manera oculta. Aunque los críticos señalan que la narrativa exagera el comportamiento de los políticos, el programa es una mirada sofisticada a la forma en que los políticos ambiciosos piensan. Si bien cada programa de televisión contiene aspectos poco realistas, en el caso de House of Cards se alcanza un buen grado de precisión respecto de la realidad. Se presenta un escenario de la forma que se enhebra la política y la moral pública. El realismo del programa materializa una sospecha bastante generalizada, en la que se narran diferentes episodios de la vida política. Uno queda con la duda de si el pragmatismo desenfrenado es una mera opción o un imperativo de quienes acceden al poder. El entretenimiento logra colindar con los espacios reales, generando un gran atractivo. Esto no necesariamente se entiende analizando los personajes o las estructuras narrativas. Pasamos a ser testigos de lo que ocurre en la pantalla y al terminar, si miramos por la ventana, todo se aproxima a lo que vemos, y podemos legítimamente pensar en una historia parecida, hoy o mañana, pero en un formato diferente, con personajes reales. La ficción y nuestro mundo se han tocado con un grado alto de certitud.

Los griegos conocieron la tragedia; Shakespeare fue uno de los grandes artistas que la representó. No hay nada nuevo bajo el Sol. Hacer una lectura o ver los relatos contemporáneos de antiguas tragedias, como House of Cards (que es la expresión de una tragedia de la condición humana y desenfreno por lograr el poder), puede permitir desarrollar las capacidades positivas de los humanos y generar los antídotos de nuevas generaciones, moralizadas desde lo emocional y racional con la bondad, la solidaridad, la tolerancia. En fin, con todo aquello que permite tener un mundo feliz, aunque sea a chispazos. C2

Sobre el autor

Investigador y escritor. Ha publicado diversos artículos científicos en revista con referato en Chile, Argentina, Perú, Colombia, México, Nicaragua, España; y poemas en la Revista Nagari, Signum Nous (Estados Unidos) Revista Cultural C (México), Revista Ariadna (España), entre otras y diversos sitios en la Web.

POR:

escalante.gomez@gmail.com

Investigador y escritor. Ha publicado diversos artículos científicos en revista con referato en Chile, Argentina, Perú, Colombia, México, Nicaragua, España; y poemas en la Revista...

2 Comentario

    • Paco -

    • 21 julio, 2017 / 12:56 pm

    ¿qué estamos haciendo de manera personal para erradicar la hipocresía, la mentira, las trasgresiones morales?

    Nada,
    pero ¿quien quiere erradicar la mentira?
    La mentira es útil, con la mentira se destruye la verdad
    y el delincuente se impone el hombre honesto.
    La mentira tiene mucho futuro.

    • Ana Maris Repetto -

    • 21 julio, 2017 / 08:27 am

    Esta nota refleja una alta sensibilidad y analisi del autor ante hechos de los que somos meros expectafores. Hace pensar en que nuestro dia a dia posiblemente, lo decidieron personas que estan detras de muros a los que no tenemos acceso. Mi esperanza esta puesta en que las decisiones que tomen esten enraizadas en aspectos como la justicia, la paz, el bien comun, la ciudadania y todo aquello que ayude a ser mejores personas.

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