A pesar de no ser una de las mejores obras de William Shakespeare, porque ha sido atacada desde el principio, Titus Andronicus tiene muchos niveles de análisis: en psicología, sadismo, perversión; en sociología, racismo, jerarquías sociales, política; en historia, godos y romanos; en literatura, alegorías, ritmo, etc. Ésta es una obra original del dramaturgo inglés, con influencia de El Judío de Malta de Marlow y La Tragedia Española de Kyd (McLeish y Unwin 313; Cerezo). El personaje Aarón es el primero en mostrar las contradicciones humanas en los textos de Shakespeare, al ser despiadado y, al mismo tiempo, sentir compasión por su hijo; esta complejidad la explotará en su obra madura.

Analizaré la obra desde el punto de vista teológico, con los pecados capitales. Santo Tomás de Aquino dice “un vicio capital tiene un fin excesivamente deseable, de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados, todos los cuales, se dice, son originados de aquel vicio”. En esta obra, el centro de donde todos los pecados capitales se desgranan es la venganza.

Venganza

La relacionamos de forma directa con la ira, la cual es definida como la pasión que imposibilita el control del enojo y la indignación. Este pecado está desde el primer diálogo hasta el último y es el que guía todos los demás.

Soberbia

Titus peca de ella: cuando decide acabar con la vida del hijo de Tamora, luego, cuando cede su lugar de emperador a Saturnino y además le da a su hija, Lavinia, al nuevo gobernante a pesar de que ya estaba prometida; así demuestra de forma petulante una superioridad moral en la que se siente sobre los demás. No bastando con esto, se corta una mano aunque su hijo y hermano la habían ofrecido y, al final, por ser objeto de violación, elimina a su hija con una daga envenenada de arrogancia de la cual no se pudo desprender ni con la muerte. Aarón también peca de soberbia, al sentir que su raza es superior a los demás, dice “El negro es superior a todos los colores, porque desprecia llevar color alguno”, después agrega “Lo que no se puede hacer como se quiera, es preciso hacerlo como se pueda”, frase que resume envidia y avaricia.

Envidia

La vemos en Saturnino, quiere el poder que legalmente no le corresponde y no le importa tomarlo con la espada; a pesar de que Titus le cede su lugar, este personaje no se siente conforme, le pide a Titus a su hija, que era prometida de su propio hermano, Bassiano, y luego quiere a la reina Tamora, prisionera de guerra. Desea lo de los demás y no se satisface con obtenerlo.

Gula

“No hay mayor gula que comerse al semejante”, dice Santo Horbes de Askim. El banquete preparado para Tamora, que se lo come sin dilación hasta el último trozo, contiene su sangre; Titus menciona en su diálogo: “Que, como la tierra, se trague su propia progenie”, esto ocurre después de un plan mal elaborado que resultó fallido al tratar de engañar a Titus.

Lujuria

Aarón comete lujuria al poseer a Tamora. Lucio lo resume diciendo: “Este es el bigardo que complace los ardores de la emperatriz, y ese, sin duda, el fruto de su encendida lujuria”. Lujuria cometen también los hijos de Tamora, Demetrio y Quirón, al querer a toda costa cortejar a Lavinia. Saturnino también, al querer a Tamora y a Lavinia.

Pereza

Esta falta es cometida por Marco, hermano de Titus, ya que no fue a la guerra, ni participó en ninguna de las muertes ni defensas durante la obra. Al final como al principio, no ayudo ni perjudicó a nadie, a excepción de una pobre mosca, que además tuvo que ser rematada por su hermano. La pereza también es entendida como indiferencia de espíritu y falta de voluntad para ayudar, por lo tanto, Marco es plenamente dominado por este vicio.

Así, a través de la ira que se desarrolla por la venganza, como premisa de la obra, florecen los demás pecados capitales que son pasiones y fuente de placer, aunque se convierten en un deseo incontrolable que llevan al humano a realizar actos de extrema violencia y a cometer una serie de pecados y faltas morales liderados por los primeros. Shakespeare en su pequeña obra nos muestra lo que pueden hacer estos vicios que han estado presentes a lo largo de toda la historia. C2

 


Bibliografía

[1] Cerezo, Martha. Genesis de la fusión dramática; violencia y comicidad en Titus Andronicus. n.d. 15 septiembre 2013. www.anmal.uma.es/numero26/titusandronicus

[2] McLeish, Kenneth and Stephen Unwin. Shakespeare, una guía. Buenos Aires, 2000.

Sobre el autor

UACM del Valle

1 Comentario

    • Luis Gutiérrez -

    • 18 mayo, 2017 / 18:23 pm

    Esta es la única pieza de Shakespeare que no ha sido llevada al mundo de la ópera.

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