El lenguaje es esencial en el aprendizaje de la cultura y, por ende, es esencial en las aulas universitarias. El lenguaje hablado interactivo, en general, ocurre en todo momento. Cosa distinta es el lenguaje escrito.

Cada texto es un cruce de palabras, un cruce de ideas. Un texto es una derivada, un mosaico de citas, una transformación. De allí la importancia de entender la intertextualidad.

Se trata de procesos de abstracción muy profundos que requieren tiempos de entendimiento. El que lee y el que escribe van accediendo a significaciones que lo relacionan con lo real, con lo que en ese momento aparece como verdadero, pero que el tiempo dejará constancia que va siendo una hipótesis.

El lenguaje escrito tiene convenciones que no tiene el lenguaje hablado. Resulta extraño encontrar estudiantes de los últimos años de una carrera que tienen dificultades para expresar por escrito lo que razonan; la elección de determinadas cadenas de significantes no les resulta para nada fácil. Pero el problema no empieza al escribir, empieza en la lectura. Son muchos los que leen, pero no comprenden, ven símbolos e imágenes que más bien parecen la sombra de algo.

Su “GPS” no mide profundidades, ve mapas, pero no territorios.

Se observa que se ha caído en ruina, tentativamente se podría decir que se ha empobrecido la cadena de significantes y del significado, ya se entienda en el sentido de Saussure o de Lacan. A esto se puede agregar las dificultades con la gramatología. El estudiante “milenio” o “google”, transita por pavimentos llenos de huecos y de baches. Su “GPS” no mide profundidades, ve mapas, pero no territorios.

Es frecuente encontrar en los escritos de algunos estudiantes oraciones epistolares y estereotipadas, lugares comunes (naturalizados, asumidos como algo no problemático, en la tranquilidad que solamente se requería un pensar cotidiano, sin necesidad de biblioteca). Es difícil hallar una escritura textualizante, que declare en propiedad el respeto de las normas de textualización propias del registro académico: adecuación, coherencia, corrección e intertextualidad. Se podría hablar de escritura caótica, desorden argumental, alteraciones lingüísticas, etcétera, posiblemente derivadas de una oralidad empobrecida. Quizás derivadas de que, en las aulas universitarias, los estudiantes hablan poco y escriben menos.

La literatura indica que la escritura no es mera representación del habla.

La literatura indica que la escritura no es mera representación del habla. Supone un aprendizaje que significa un trabajo progresivo y arduo de generar piezas de información, convocar citas, dialogar con autores, establecer inter-textualidades, clarificar el uso de determinados signos, para finalmente, escribir una línea de elaboración propia con la connotación de hipótesis, lejos de los actos de improvisación.

Se puede señalar que es necesario pensar que la escritura es, al mismo tiempo, más externa al habla, no siendo su ‘imagen’ o su ‘símbolo’, y más interna al habla, que en sí misma ya es una escritura.

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Dicho lo anterior, podría ser preocupante toda forma de asimetría en el desarrollo del lenguaje; esto es, estudiantes que hablan, pero no saben escribir. Ambos procesos asociados al razonamiento lógico y analógico.

Excusas puede haber: cursos demasiado numerosos, demasiado tiempo para corregir los escritos. En fin, siempre hay una respuesta cómoda para no abordar el tema.

Hace un tiempo leí un artículo en el área del Derecho, denominado “One minute paper” (2014). Perfectamente podrían ser 5 minutos. Me parece una manera directa, válida y significativa para el desarrollo de la capacidad de escribir académicamente.

Este tipo de estrategias posibilitaría que, durante el desarrollo de la enseñanza, los estudiantes puedan escribir brevemente las ideas significativas que se están abordando. Supongamos un curso de más de cien alumnos; el docente selecciona tres de los escritos y procede a su interpretación y análisis. No sólo se promueve la participación activa, sino que se promueve el lenguaje escrito y la intertextualidad.

En las aulas anglosajonas, el ensayo es la clave de la formación.

En las aulas anglosajonas, el “paper” (ensayo) es la clave de la formación. Se empieza escribiendo cien palabras (¡Word las cuenta!), hasta llegar a las cien mil en un escrito doctoral, con todo el protocolo formal requerido por las regulaciones epistemológicas y académicas (¡la bibliotecaria asegura el no plagio!).

Lamentablemente, así como los poemas no forman parte de las aulas de niños y adolescentes (quizá el lenguaje es muy denso, con demasiados símbolos), la escritura académica es otra de las deficiencias culturales. Es muy grave que un documento, que requiere formalidad lingüística y de razonamiento, presente falencias considerables. Es un tema estético, pero por sobre todo se trata de ética cultural.

Los primeros habitantes de la humanidad sabían de su testimonio cultural y grabaron las piedras como pudieron, con todo el rigor que la falta de luz permitía.

Desarrollar la oralidad y la escritura representa un desafío cultural y ético, porque la comprensión profunda de nuestro mundo real requiere sujetos que lean, reflexionen, deliberen.

Que se cambien las materias que se enseñan significa modificar el esqueleto, pero si no se cambia la fisiología, podrán imaginarse lo que pasará con el esqueleto. Así que a no entusiasmarse solamente con las mallas curriculares. Desde mi punto de vista, es un desafío, necesario, posible, aunque de relativa complejidad, dado el descuido histórico. No se debe pasar por alto el tema.

A las nuevas generaciones las hemos dejado en el mundo de lo digital como forma, pero con contenido muchas veces vacío.

Constituye un desafío ético, estamos en deuda con las nuevas generaciones, las hemos dejado en el mundo de lo digital como forma, pero con contenido muchas veces vacío. Es una deuda ética, porque queremos que se comprometan con el mundo, que se solidaricen, que construyan su singularidad con nuevos matices estéticos, éticos y morales, pero por algún motivo, muchas aulas han quedado desnudas de cultura, dando paso al mero instrumentalismo de las “competencias”. C2

Sobre el autor

Investigador y escritor. Ha publicado diversos artículos científicos en revista con referato en Chile, Argentina, Perú, Colombia, México, Nicaragua, España; y poemas en la Revista Nagari, Signum Nous (Estados Unidos) Revista Cultural C (México), Revista Ariadna (España), entre otras y diversos sitios en la Web.

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escalante.gomez@gmail.com

Investigador y escritor. Ha publicado diversos artículos científicos en revista con referato en Chile, Argentina, Perú, Colombia, México, Nicaragua, España; y poemas en la Revista...

1 Comentario

    • Ana Maria Repetto -

    • 21 octubre, 2016 / 13:07 pm

    Excelente artículo en e que se refleja el empobrecimiento de la capacidad de lectura, de reflexión y producción que hoy existe en nuestras aulas. La decisión a tomar, es constituirnos como educadores, en parte del problema o de la solución. Elijo ser parte de la solución.

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