Cuan dulce y suave sonríe,
sus ojos se entreabren con ternura…
¡Mirad, amigos!
¿No le veis?…
¡Cómo resplandece con luz creciente!
¡Cómo se alza rodeado de estrellas!
Liebestod, Tristán e Isolda, Acto III.

 

De todos los compositores nacidos en el siglo XIX ninguno fue más radical, contradictorio y de espíritu indomable que Richard Wagner, nacido el 22 de mayo de 1813 en Leipzig.

A pesar de ser un artista multifacético, la historia resalta sólo su perfil musical, dejando en términos secundarios los de dramaturgo, pensador visionario y poeta racional y sensible; todo mezclado en una de las más extravagantes personalidades capaz de concebir lo que él llamaba “la obra de arte total”. Sus óperas, o mejor dicho sus dramas musicales, constituyen el pilar más arcaico y depurado del cine moderno, del cual poco cinéfilos son conscientes.

Su influencia en la música es un hecho trascendental. Todas las corrientes modernistas de los centros musicales de Europa en el post-romanticismo y en los inicios del siglo XX deben algo a Wagner. Pero su obra, que suena acorde a las corrientes estéticas del pensamiento filosófico de Hegel y Schopenhauer, tiene su legado preservado en el Festspielhaus de Bayreuth, un teatro ideado específicamente para la representación de sus óperas y que sería el sitio de peregrinación de los fervorosos seguidores y amantes del arte wagneriano.

Como escritor, Wagner llegó a redactar artículos de crítica musical en la Revue et gazette musicale de París

De conocimientos empíricos y guiado por el instinto, Wagner se vio influenciado en la infancia por su padrastro Ludwig Geyer, quien lo introdujo en el mundo del teatro y las letras. A los 15 años asistió a un concierto de la orquesta de la Gewandhaus en el cual interpretaron la Novena Sinfonía de Beethoven, dejando en el muchacho un impacto asombroso para seguir el camino de la música, aunque sin abandonar su vocación literaria. Como escritor, Wagner llegó a redactar artículos de crítica musical en la Revue et gazette musicale de París, la revista Europa de Sttutgart, la Neue Zeitschrift für Musik de Leipzig y el Abendzeitung de Dresde. A la postre, Wagner escribiría sus propios libretos.

Das Liebesverbot (La prohibición de amar)
Das Liebesverbot (La prohibición de amar)

Sus primeros desempeños laborales no correspondían a sus expectativas, de pocos éxitos y deudas crecientes. Tras sus dos malafortunados proyectos operísticos: Die Feen (Las hadas) y Das Liebesverbot (La prohibición de amar), en octubre de 1842 Wagner entró al medio con el estruendoso éxito de Rienzi en Dresde, ópera que respeta la forma (división en arias, duetos, recitativos, coros, etc) y los gustos de la moda de la época y tomando como modelo a seguir a Carl Maria von Weber y Giacomo Meyerbeer. Sin embargo, la reputación como la figura principal de la ópera alemana aún estaba distante, con la escritura del libreto de Der Fliegende Höllander (El holandés errante). Wagner consideró que iniciaba su carrera como poeta y tras el estreno de esta ópera en enero de 1843, junto con la primera versión de Tannhäuser en octubre de 1845 (ambos estrenos realizados en Dresde), su estética personal empezaba a manifestarse. Sucesión de la acción sin cortes, uso del Leitmotiv (motivo musical asociado a personajes u objetos en la trama) y la aparición de la temática wagneriana por excelencia: la redención a través del amor.

Para marzo de 1848 dio por terminada la partitura de Lohengrin, cuyo estreno en Dresde se vio postergado por no hallar un elenco adecuado para los personajes protagónicos. Esta ópera, considerada como la más italiana de su autor, fue la que causó en el joven príncipe –y futuro rey- Luis II de Baviera una fervorosa adoración por la música de Wagner y por todo lo que él representaba, llegando a pagar en varias ocasiones las deudas del compositor. Con esta ópera se da por terminada la obra de un compositor joven adulto e inicia la obra de un artista en la plenitud de su madurez, su estética desarrollada hasta el momento muestra los inicios del drama musical. La ópera fue estrenada en Weimar en agosto de 1850 y ejecutada por Franz Liszt.

Ópera y Drama, escrito en Zürich a finales de 1850.
Ópera y Drama, escrito en Zürich a finales de 1850.

En el ámbito de la dramaturgia su obra es capital. La idea planteada -en su ensayo Ópera y Drama, escrito en Zürich a finales de 1850 e inicios de 1851- de una síntesis de todas las artes en pos de un Arte Supremo y Absoluto que reemplazará al arte estéril, corrupto y decadente de su tiempo, fue concebida como un efecto del pensamiento insurgente de la Revolución de Dresde en la primavera de 1849. Su participación activa en el movimiento, como prestigiado Kapellmeister de la Corte, le valió perder su cargo y emprender el largo y penoso camino del exilio de Alemania.

Los ensayos previos a Ópera y Drama, como lo fueron Arte y Revolución y La Obra de Arte del Porvenir (ambos publicados en 1849), sirven en conjunto como un preámbulo explicativo y teórico de la Gesamkunswerk (obra de arte total). Wagner, en su intención de revolucionar la ópera de su tiempo, terminó creando un nuevo formato: el drama musical.

¿Qué es lo que caracteriza a Wagner dentro de todos los compositores de ópera en el siglo XIX?

¿Qué es lo que caracteriza a Wagner dentro de todos los compositores de ópera en el siglo XIX? ¿Por qué su obra ha conmovido a miles de personas sin importar su profesión; fuesen filósofos, escritores, pintores, actores, científicos, etc? Indudablemente, la terquedad de su personalidad fue el principal motor que le permitió obtener cuanto se propuso sin importar el precio que habría de pagar. Y aquel artista, que soñó con el éxito y la independencia desde su primera estancia en Paris en 1843 -en la cual besó la pobreza extrema- hasta la lujosa y suntuosa vida en la residencia de Wahnfried en Bayreuth, no puede pasar desapercibido.

Tristan und Isolde, esbozado en 1854 y completado en 1859.
Tristan und Isolde, esbozado en 1854 y completado en 1859.

Habiendo trazado el rumbo que debía tomar su gigantesca tetralogía (Der Ring des Nibelungen), del cual ya había hecho sus primeros esbozos, Wagner encontró creatividad para nuevos proyectos. Entabló amistad en 1852 con el rico comerciante Otto Wesendonck (el cual se convirtió en su financiador) y con su esposa Mathilde, escritora y mujer de gran belleza con la quien tuvo un romance. Esto dio paso al episodio más pasional de la vida de ambos en una relación de adulterio. Mucho de lo que vivieron Wagner y Mathilde en su amorío quedó plasmado en Tristan und Isolde, esbozado en 1854 y completado en 1859. Esta obra es formalmente el primer drama musical que vio la luz en su estreno en München en junio de 1865 (para ese entonces había desaparecido la orden de arresto en contra de Wagner). La obra está llena de una intensidad dramática. Es mi opinión que difícilmente habrá alguna obra comparable en cuanto a su desenvolvimiento de la trama y al desarrollo de sus leitmotivs en correspondencia con la escena. El acorde Tristán es hoy día el génesis de la música moderna. De toda la producción wagneriana, Die Meistersinger von Nürnberg (Los Maestros Cantores de Núremberg) ocupa un lugar especial. En primera porque es una comedia y no un drama; el desarrollo de la historia carece de elementos mágicos y el argumento es -entre todas sus obras- la de mayor carácter nacionalista. Su estreno en München fue en junio de 1868, con enorme éxito.

El Anillo del Nibelungo (estructurado por su prólogo El Oro del Rin y las tres jornadas La Valquiria, Sigfrido y El Ocaso de los Dioses)
El Anillo del Nibelungo (estructurado por su prólogo El Oro del Rin y las tres jornadas La Valquiria, Sigfrido y El Ocaso de los Dioses)

Su obra maestra, la tetralogía de El Anillo del Nibelungo (estructurado por su prólogo El Oro del Rin y las tres jornadas La Valquiria, Sigfrido y El Ocaso de los Dioses) fue completada tras 26 años de esfuerzo y dedicación. En ella, Wagner centró su atención hacia la mitología, como fuente de inspiración para el drama, tras haber redactado el esquema general del argumento en prosa (a la manera de una novela) y al escribir el libreto en verso (razón principal, entre otras, por la cual prefería llamar a sus libretos como poemas). Con un gran uso meticuloso de la aliteración, dio paso a la composición musical de cada una de las partes. Y una vez concluido el Festspielhaus, abordó la dirección de la escenografía, estrenado íntegramente en la primera emisión del Festival de Bayreuth en Agosto de 1876, al cual acudió el Keiser Guillermo I de Alemania, el Emperador Pedro II de Brasil, el Rey Luis II de Baviera, y compositores como Liszt, Tchaikovsky, Saint-Saëns, Grieg, Bruckner, además del joven filósofo Friedrich Nietzsche. Fue un suceso sociocultural sin precedentes. La impresión de este evento marcó un hito en la historia del arte por sus dimensiones (cerca de 15 horas de duración), siendo considerada como la más grande obra de arte y cúspide de la cultura occidental (Deryck Cooke) y además, concebida por un sólo hombre.

De las cualidades más destacables e innovadoras con las que cuenta el Festspielhaus, fue el diseño del escenario: el foso de orquesta –comúnmente ubicado en la parte frontal a desnivel del escenario- ahora era invisible a los ojos del público. De esta manera, el efecto acústico de la música servía para potenciar más la escena, sin causar distracción en el público. Además, los cantantes, al estar por encima del foso, podían proyectar sus voces con potencia, soltura y sin forzar ni cansar la voz. Wagner exhortaba al público a que no aplaudiese al término de los actos, para un mayor impacto de la obra. Básicamente, hoy en día el soundtrack de una película cumple con la misma función que Wagner ideó para su teatro, al aislar de la escena la acción mecánica de los músicos.

Parsifal, bautizado como un Bühnenweihfestspiel (Festival Escénico Sacro)
Parsifal, bautizado como un Bühnenweihfestspiel (Festival Escénico Sacro)

Por último, Parsifal, bautizado como un Bühnenweihfestspiel (Festival Escénico Sacro), fue otra obra que al igual que el Anillo tardó en gestarse. Concebida en 1857, su puesta en escena fue posible en el segundo Festival de Bayreuth en julio de 1882. El argumento de este drama es especial dentro de todas las producciones de Wagner: la trama gira en la redención a través de la fe y también se aleja del germanismo. El misticismo dominante en la obra y su alto sentido religioso fue el detonante de la ruptura de Nietzsche con el compositor.

Tras la muerte de Wagner, por una crisis cardiaca el 13 de febrero de 1883 en Venecia, su figura, su obra y su influencia ya habían llegado a todos los rincones del mundo occidental. De personalidad polémica, con fervorosos admiradores y enemigos declarados, idolatrado por los compositores de la siguiente generación -notoriamente Gustav Mahler y Richard Strauss- y odiado por muchos, su legado no podía ni podrá ser ignorado. El lector de este articulo tendría que permitirse escuchar fragmentos de sus óperas para constatarlo, pues como diría Georges Bizet:

Su música tiene un encanto indescriptible. Inexpresable. ¡Es toda voluptuosidad, ternura y amor! C2

 

 

REFERENCIAS:
  • Ángel Fernando Mayo, Richard Wagner, Enciclopedia Salvat de los Grandes Compositores (1982), Tomo VII, Capítulos 3 y 4 (22-88)
  • Miguel Ángel González Barrios, Utopías y Realidades: Revolución, Gesamkunstwerk, Drama Musical, Ediciones Akal (2013)
  • Deryck Cooke, I Saw the World End: a Study of Wagner’s ‘Ring’, Oxford University Press (1979)
  • Carta de Georges Bizet a Madame Halévy, 29 de mayo de 1871, El Mundo del Músico: Cartas de Grandes Compositores, Hans Gal, Thames and Hudson ltd., London (1965), Traducción de J. Almela, Siglo Veintiuno Editores (1983)

Sobre el autor

Escuela Superior de Música del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA)

1 Comentario

    • Hilda -

    • 16 marzo, 2016 / 08:12 am

    Interesante tu texto. Tristan und Isolde es una bellísima pieza que ha exaltado otra bella obra de arte del cine, ‘Melancolía’ (de Lars von Trier.) Ojalá que haya más colaboraciones tuyas.

Deja un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *