A pesar de que muchísimas editoriales actualmente enfatizan la función didáctica de la literatura para niños, me parece que lo primordial es, para considerar un texto como literario, que su propuesta estética apuntale el pensamiento crítico, el gozo y el sentido ético respecto a la configuración de la comunidad, a través de recursos lúdicos, como la polisemia o la plasticidad (maleabilidad) del lenguaje para lograr efectos intelectuales y emocionales en el lector. En este sentido, lo más valioso del texto literario es su capacidad para llevar al lector a hacerse preguntas y no a darle respuestas.

akuika-450x450El efecto de la esencia literaria reside tanto en minificciones como en novelas de incontables páginas, independientemente de la edad de sus lectores reales y potenciales; por eso considero que es necesario compartir nuestras experiencias de lectura de libros que no tienen ninguna intención moralizante, pero que en el camino nos dejan pensando sobre la vida, como AkuikaEl cazador de fuegos, de Javier Malpica con ilustraciones de Héctor Morales. Es una novela corta que plantea una profunda reflexión en torno a la manera en que los seres humanos prehistóricos conquistaron el fuego, a través de una serie de experiencias donde los obstáculos que, en apariencia, incapacitan o minimizan las capacidades de las personas, las llevan a desarrollar otras áreas asociadas con la inteligencia.

[blockquote author=”” pull=”pullright”]Javier Malpica recurre a estrategias lingüísticas que nos revelan un sentido del humor fresco y perspicaz.[/blockquote]

En esta novela, publicada por el CIDCLI en 2009, Javier Malpica recurre a estrategias lingüísticas que nos revelan un sentido del humor fresco y perspicaz a través de un lenguaje desenfadado que apela directamente a la participación del lector (independientemente de su edad). A través de un registro léxico directo e hilarante, el autor nos lleva de escenarios milenarios (más de cuatro mil millones de años atrás) a situaciones cotidianas del lector actual, para compartir y detonar la reflexión sobre una porción de la historia de la humanidad:

“Hace mucho mucho tiempo… más de cuatro mil millones de años para ser exactos, todo el Universo estaba comprendido en un lugar más pequeño que el punto final de esta oración. Y cuando digo todo, me refiero a todo. Sí, en un solo lugar estaban la orquesta filarmónica de Berlín, los fanáticos de los Beatles, todos los peces de todos los acuarios, China (el país completo con todo y chinos), tu maestra de español, tu casa y hasta todo el inmenso desastre (según palabras de tu mamá) que es tu clóset.” (7)

 

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Como podemos ver, es difícil resistirse al llamado de esta narración que de inmediato nos coloca en la perspectiva del cómplice; de quien lee desde la certeza de comprender los referentes aunque éstos sean el inicio del mundo que tanto ha tratado de explicar la física (sin mucho éxito). A partir de este recurso, se desgaja toda una odisea de situaciones complicadísimas que se irán desentrañando en medio de la sonrisa cómplice (incluso carcajadas) del lector.

“Tu playera de “Cancún es la pura vida”, esa también tendría que desaparecer. Y en lo que respecta a tu arreglo personal, no habría problema. “Esa greña, mechas, o pelos insufribles” que tu mamá (sí, otra vez tu mamá) abomina, podrían pasar perfectamente como de exquisito gusto entre los Neandertales y los Pitecantropus” (12)

Cada capítulo, presentado a través de títulos descriptivos y juguetones (“El universo en dos páginas (o lo que es lo mismo: todo cabe en un jarrito… hasta 5,000 millones de años”)), narra las vicisitudes que tiene que sortear Akuika, un cavernario miope que, al no poder realizar las actividades propias del macho-alfa-pecho-peludo que exige su pequeña comunidad, es relegado a ser un “simple” cuidador de niños que debe inventar historias para entretenerlos. En esa época, el fuego llegaba sólo a través de los rayos que caían sobre los árboles, y los pocos valientes que se atrevían a recoger los rescoldos eran considerados héroes, aunque muy pocos se atrevieran a hacerlo. Cuando Omelet, el cazador de fuego original, es fulminado por un rayo, Akuika es obligado a tomar su lugar y eso lo lleva a emprender una travesía donde conocerá a otros personajes singulares.

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Lo más interesante es que la novela nos plantea una reflexión sobre la diversidad y la evolución de la inteligencia sin caer en el didactismo ni lo moralizante; de hecho, podríamos leerla muertos de risa sin reparar siquiera en esos contenidos, ya que el énfasis está en el lenguaje, la narrativa y la enunciación. De manera desparpajada, Malpica nos lleva también a pensar, o quizás repensar, cómo era la comunicación entre los cavernícolas y cómo lograban llegar a los acuerdos que dieron origen a nuestra civilización, entre una serie de diálogos cotidianos que nos muestran que, en esencia, nuestra naturaleza sigue intacta:

“En la actualidad esta duda se manifiesta con muchas variantes: ¿Si me quiere, por qué sale con ese levanta pesas?, ¿si no me ama, por qué me aceptó el anillo de brillante? Todas ellas apuntando a una incómoda verdad formulada como una suplicante pregunta: “¿Al mat uki lam?”, o lo que es lo mismo: “¿quién entiende a las mujeres”? (71)

[blockquote author=”” pull=”pullright”]A lo largo de la trama se va desarrollando en la mente del lector una historia sobre lo que debieron vivir aquellos primeros habitantes humanoides en este planeta.
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Asimismo, a lo largo de la trama, casi de forma subrepticia, se va desarrollando en la mente del lector una historia paralela sobre la vida “real” que debieron vivir aquellos primeros habitantes humanoides en este planeta, pues el autor continuamente nos revela datos como la esperanza de vida (30 años) en aquellas épocas, o el nivel de morbilidad y mortandad que, quizás, los lectores actuales pasan por alto. Pero lo más interesante es que al inicio, como toda historia de acción y aventuras que se respete, comienza con el enamoramiento del héroe cuyo principal motor es la búsqueda del reconocimiento de su amada; sin embargo, el giro es tan natural como sorprendente y ofrece al lector la idea antideterminista de que cada quien es dueño de su porvenir.

Es una historia tan gozosa que se lee de una sentada; sin embargo, se agradecen todas las sonrisas y los momentos que nos llevan a apartar la vista del libro, y lanzar la mirada hacia la profunda lontananza en que aparecen nuestros antepasados luchando por sobrevivir a la glaciación y a los depredadores. C2

Sobre el autor

Se doctoró en Estudios de la cultura, por la Universidad Autónoma de Nuevo León, donde también obtuvo el grado de maestra en Lengua y Literatura Hispánicas. Se desempeña como profesora e investigadora en la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL y en el Tecnológico de Monterrey. Es autora de un libro de cuentos: Historias para leer en lunes (2010).

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Se doctoró en Estudios de la cultura, por la Universidad Autónoma de Nuevo León, donde también obtuvo el grado de maestra en Lengua y Literatura Hispánicas. Se desempeña como...

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