Categorías: Literatura

Barcos de hierro

Agargolada espesumbre tienen -ahí por ojos- los desaparecidos.

Un nocheral todos juntos hacen de sus voces;
hacen veces de escombral falseario que abismos premedita.

Los imagino aparecer con sus pequeñas manos maquilladas,
su olor a magnifica orfandad recién pulida y su hablar:
el esqueleto coral de una insolación de claros dátiles.

¿Qué pueden ser?
Si son azul como Él que anda en lo escondido.

Ponen un pie y se caen, ¿ya dije como la catástrofe?
Si son azul.

¿Qué pueden ser?
Como el espejo que premedita dioses de dioses de tridentes.

Como un descalzo verbo de uñas pintadas de pura exaltación,
sonoro, como el instante pretérito que nos iza
–a gritos– como una estatua en llamas.

¿Cómo no saberlo?

Si son azul –así nada más– como la verdad
que un día se aguardienta y destumba en la memoria
costras que regalan sus mieles de vigilias.

¿Qué pueden ser?
Si ya sabemos que son azul como dos que se olvidan.

 


 

©Nydia Lilian

 

Tiene el rencor sus barcos encallados,
acobardada niebla hecha de remordimientos, tiene
un parecer a lámpara alcahueta
que impide a la noche abrir sus ojos sucios.

Un rumorear tiene de aldabas taciturnas,
el odio que se ha quedado con los ojos bizcos,
un coágulo –dicen– a puro martillazo aflige,
amortiguado grito de aves de rapiña.

De un más allá de pura enredadera viene.

Como un hachazo en el costado de las cosas felices, silba
un apagón humoso de garfios compartidos.

El odio que abre su flor que huele a nada.

Como se embosca en las bocas toda la tiniebla,
así despierta al dentro de los cuerpos su reloj exacto,
sus púas cavadoras de tristancias lloradas,
su tarde chiquitita como el dolor de un beso.

Así, mientras se van haciendo al dentro de los cuerpos,
la noche blanca.

Mientras las reliquias innombrables del mar
desmantelan el azul donde los barcos intercambian
duros pensamientos que impiden a la noche abrir sus ojos sucios.

Yo me quedo a lamer –entre un poema y otro–,
el mendrugo rencoroso de los remordimientos.

Jeremías Marquines

Premio de Poesía Aguascalientes-INBA, 2012; Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines, 2008; Premio Nacional de Poesía Clemencia Isaura, 2003, Mazatlán, Sinaloa; Premio Nacional de Poesía Juegos Trigales del Valle del Yaqui, Sonora, 2007; Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta, Tampico, Tam., 1996, entre otros. Hizo estudios de filosofía y letras hispanoamericanas. Radica en Acapulco, Guerrero, donde ejerce el periodismo. Ha publicado diez libros de poesía.

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Jeremías Marquines
Etiquetas: Poesía

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