El poético nombre de ukiyo-e [1] (imágenes del mundo flotante, ilusorio, efímero o fugaz) es usado para las pinturas y, sobre todo, las xilografías (impresiones realizadas mediante la técnica del grabado en madera) que, producidas en Japón entre los siglos XVII y XX (1, 3, 4, 7, 10), representan escenas de muy diversa temática.

Imágenes del mundo flotante, ilusorio, efímero o fugaz…

Así, junto a las que muestran los entretenimientos que ofrecían las grandes urbes niponas (combates de sumo, representaciones de teatro kabuki, visitas a las eufemísticamente llamadas “casas de placer”), nos han llegado otras de contenido sexual (abuna-e y shunga). Y también, otras de inspiración literaria, mitológica, histórica, paisajística y naturalística.

Durante siglos, la naturaleza ha sido una importante fuente de inspiración para los artistas japoneses, en general, y para los especialistas en el ukiyo-e, en particular. Estos últimos cultivaron, desde principios del s. XVII y por influencia china (2), el género del kachō-e. Denominación ésta que, dicho sea de paso, se presta a engaño, pues significa literalmente ‘pinturas de flores y pájaros’ (1, 4, 5, 10), y, a poco observadores que seamos, en seguida nos damos cuenta de que los kachō-e no sólo muestran imágenes de órganos reproductores vegetales y de aves (los cuales, por cierto, no siempre aparecen juntos). De hecho, dentro de este género se incluyen, por ejemplo, las representaciones de árboles y hierbas en flor (kaboku y caqui, respectivamente), de follaje (soka), de plantas e insectos (shochu) y de algas marinas y peces (sögyo) (4). En cualquier caso, los kachō-e:

. . . no son sólo representaciones . . . sino que tienen una dimensión espiritual. Los artistas intentan mostrar [en ellos] el alma de las cosas y trasmitir de modo sutil y delicado la fugacidad de las estaciones, los cambios de la naturaleza y su eterno ciclo (4).

A lo largo de la historia del ukiyo-e muchos artistas crearon obras maestras del kachō-e. Ahora bien, hubo que esperar hasta la llegada de la era Meiji (1868-1912) (1, 3), para que el creciente interés de Japón por la ciencia occidental y las innovaciones en el campo de la xilografía posibilitaran la producción de grandes tiradas de bellas y realistas imágenes centradas en la representación de la naturaleza y sus formas de vida. Imágenes que, por otro lado, a veces eran recogidas en los llamados ehon o libros de ilustraciones (2, 4), ejemplos de los cuales son los 3 volúmenes (al parecer, en principio iban a ser 4) integrantes de la serie titulada

Keika Hyakugiku

Es decir:

“Cien crisantemos”

Cuyo autor fue Hasegawa Keika.

De la obra del maestro Hasegawa existen dos ediciones, las cuales son muy similares (2). La primera de ellas, que fue impresa por encargo de Yamada Naosaburo (8) y Tanaka Jihei, dos editores de Kioto, data de 1893. La segunda, de 1904. En cualquier caso, ambas recogen las mismas imágenes y los mismos textos en japonés, habiendo sido confeccionadas con hojas de papel washi [2] de color crema y unos 35 cm de alto x 23 cm de ancho. Y también, ambas presentan tapa blanda y encuadernación cosida con torzal [3] de seda azul púrpura (Imagen 1).

Imagen 1.- Parte anterior de la encuadernación de uno de los volúmenes del Keika Hyakugiku. Obsérvense los cosidos. Fuente: Colección Digital Politécnica (http://cdp.upm.es/R/?object_id=456895&func=dbin-jump-full).
Imagen 1.- Parte anterior de la encuadernación de uno de los volúmenes del Keika Hyakugiku. Obsérvense los cosidos. Fuente: Colección Digital Politécnica (http://cdp.upm.es/R/?object_id=456895&func=dbin-jump-full).

La mayoría de las ilustraciones del “Keika Hyakugiku” ocupan una sola página (las impresas a doble página son las menos) (Imágenes 2 y 3). Por otra parte, todas ellas llaman la atención tanto por su delicado colorido como por la elegancia con la que reflejan la belleza de algunas de las numerosas variedades de crisantemos cultivadas en el Japón de finales del s. XIX y principios del XX. Variedades que aparecen representadas junto a sus correspondientes nombres escritos en caracteres “kanji”[4] (8).

Imagen 2.- Algunas de las ilustraciones del Keika Hyakugiku que ocupan una sola página. Fuente: Colección Digital Politécnica (http://cdp.upm.es/R/?object_id=456895&func=dbin-jump-full).
Imagen 2.- Algunas de las ilustraciones del Keika Hyakugiku que ocupan una sola página. Fuente: Colección Digital Politécnica (http://cdp.upm.es/R/?object_id=456895&func=dbin-jump-full).

Los crisantemos [5] (Chrysantemum [6] spp., desde el punto de vista botánico) no serían introducidos en el País del Sol Naciente hasta el siglo VIII d.C. (9). Una fecha más bien tardía si se tiene en cuenta que en China, la nación que las exportó, estas plantas ornamentales ya eran cultivadas ¡en el s. XV a.C.! (9).

Imagen 3.- Dos de las escasas ilustraciones a doble página del Keika Hyakugiku. Fuente: Colección Digital Politécnica (http://cdp.upm.es/R/?object_id=456895&func=dbin-jump-full). Al igual que el resto de las imágenes recogidas en la obra de Hasegawa, estas están impresas en papel washi de color crema y aparecen acompañadas de los nombres japoneses de las variedades de crisantemos que representan.
Imagen 3.- Dos de las escasas ilustraciones a doble página del Keika Hyakugiku. Fuente: Colección Digital Politécnica (http://cdp.upm.es/R/?object_id=456895&func=dbin-jump-full). Al igual que el resto de las imágenes recogidas en la obra de Hasegawa, estas están impresas en papel washi de color crema y aparecen acompañadas de los nombres japoneses de las variedades de crisantemos que representan.

Tras su llegada a Japón, los crisantemos recibieron el bonito nombre de kiku (9) y muy pronto cautivaron con su encanto a los refinados nipones. De hecho, hasta tal punto esto fue así que el mismísimo Emperador adoptaría una de estas flores [7] como símbolo de su casa y de su trono.

Hoy en día, el crisantemo sigue siendo tan apreciado por los japoneses que todos los años celebran en su honor el llamado Festival de la Felicidad (9). Un hermoso homenaje para una flor que fue inmortalizada magistralmente por uno de los grandes del kachō-eC2

 

Referencias Bibliográficas
  1. ANDIA, P. (2014). Xilografía japonesa: ‘ukiyo-e’ I. Historia de la xilografía japonesa. ‘Revista Ecos de Asia’ [en línea]. Disponible en <http://revistacultural.ecosdeasia.com/xilografia-japonesa-ukiyo-e-i-historia-de-la-xilografia-japonesa/> [16 diciembre 2017].
  2. BBC (BOSTON BOOK COMPANY) (s.d.). ‘Japanese design 1885-1940’ [en línea]. Disponible en <http://www.rarebook.com/index.php/component/content/article?id=594> [16 diciembre 2017].
  3. BOYD, J. (1994). ‘Ukiyo-e’ [en línea]. Disponible en <http://jboyd.net/ukiyoe/index.html> [16 diciembre 2017]
  4. BUJALANCE, E. (2013). ‘Colección Bujalance : grabados japoneses’ [en línea]. Disponible en <http://www.ukiyo-e.es/> [16 diciembre 2017].
  5. HARRIS, F. (2010). ‘Ukiyo-e : the art of the Japanese print’. Tuttle Publishing. Tokyo, Rutland, Vermont. Pág. 132.
  6. LAPIDARIO, J. (2014). ‘Kanji’: la belleza de la escritura. ‘Jot Down Cultural Magazine’ [on line]. Disponible en <http://www.jotdown.es/2014/09/kanji-la-belleza-de-la-escritura/> [16 diciembre 2017].
  7. LOC (LIBRARY of CONGRESS) (2001). ‘The floating world of ukiyo-e : shadows, dreams, and substance’ [en línea]. Disponible en <http://www.loc.gov/exhibits/ukiyo-e/intro.html> [16 diciembre 2017].
  8. MOA (Museum of Antropology) (2017). ‘Keika Hyakugiku’, Vol. 1 [en línea]. Disponible en <http://collection-online.moa.ubc.ca/search/item?person%5B0%5D=6028&row=0> [16 diciembre 2017].
  9. NCS (NATIONAL CHRYSANTEMUM SOCIETY, USA) (2000-2015). ‘History of the chrysanthemum’ [en línea]. Disponible en <http://www.mums.org/history-of-the-chrysanthemum/> [16 diciembre 2017].
  10. OVERSTREET, L. (1998). Japanese woodblocks. ‘Antiques & Art Artículos Florida’, Winter/Spring 1998 [en línea]. Disponible en <http://aarf.com/fejwod98.htm> [16 diciembre 2017].

[1] Debido a mi desconocimiento del japonés y y del griego clásico, las palabras en estos idiomas que aparecen en el presente trabajo están transliteradas.

[2] El ‘washi’ es un tipo de papel muy fino que se fabrica en Japón a mano a partir de fibras vegetales.

[3] Hilo de seda o poliéster, más grueso de lo normal, que suele utilizarse para coser o bordar telas.

[4] “La palabra ‘kanji’ significa carácter chino: los antiguos japoneses no tenían un idioma escrito, así que adaptaron a su lenguaje oral los caracteres chinos que llegaban a través de emisarios, comerciantes, monjes coreanos, . . . El japonés moderno usa tres formas de escrituras simultáneas: los ‘kanji’, con significado para las raíces de palabras; un silabario redondeado llamado ‘hiragana’, femenino en su origen y usado para terminaciones gramaticales; y otro silabario anguloso, el ‘katakana’, usado básicamente para extranjerismos y onomatopeyas” (6).

[5] En el castellano que se habla en España reciben el nombre de crisantemo tanto la flor como la planta que la da.

[6] Literalmente, ‘flor de oro’ (del griego clásico ‘chrysos’ = oro y ‘anthemon’ = flor). Al parecer, esta denominación tiene que ver con el hecho de que los primeros crisantemos conocidos eran de color amarillo (9).

[7] Botánicamente hablando, los crisantemos no son flores sino capítulos. Es decir, densos conjuntos de pequeñas flores que crecen sobre un receptáculo. De estas flores, las que ocupan la parte externa del receptáculo dan lugar a lo que popularmente se consideran los pétalos del crisantemo. En cuanto a las otras, éstas forman el corazón del mismo.

Sobre el autor

Doctora en biología. Investigadora y divulgadora independiente especializada en etnobotánica, con formación autodidacta en historia del arte.

POR:

beatrizteresa.alvarez@alumni.uam.es

Doctora en biología. Investigadora y divulgadora independiente especializada en etnobotánica, con formación autodidacta en historia del arte.

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