Por ejemplo, pueden tener genes específicos de resistencia y/o adquirir mutaciones en su ADN que las hacen insensibles a los antibióticos. Además, las bacterias pueden transferirse fragmentos de ADN unas a otras, con lo cual se puede transmitir la resistencia a antibióticos. Así, en presencia de un antibiótico, morirá la mayoría de bacterias sensibles, pero las bacterias resistentes a éste podrán sobrevivir y replicarse.
En la actualidad, muchas bacterias patógenas de alta incidencia mundial presentan resistencia a la mayoría, o incluso a todos los antibióticos existentes, lo cual dificulta en extremo el tratamiento de pacientes o animales infectados con estas bacterias. La magnitud global de este problema se manifiesta en un estudio conducido por el gobierno de Inglaterra, donde se estimó que 700,000 personas mueren al año en el mundo por infecciones con microorganismos resistentes a antibióticos; aún más, en dicho estudio se estimó que de seguir expandiéndose, en el año 2050 habrá 10 millones de muertes al año por esta causa (3). Aunque en nuestro país no se cuenta con datos precisos de las muertes específicas debidas a la resistencia a los antimicrobianos, diversos estudios han revelado una alta incidencia de bacterias patógenas resistentes a antibióticos, en humanos, en animales y en el ambiente (6).
El problema de la resistencia a los antimicrobianos se ha acrecentado también por los pocos antibióticos que han salido al mercado en los últimos años. La aprobación de nuevos antibióticos pasó de 16, en el periodo de 1983-1987, a sólo 2, en el periodo de 2008-2012 (2). Esto ha sido atribuido a un bajo interés por parte de las empresas farmacéuticas para seguir invirtiendo en la investigación para el desarrollo de nuevos antibióticos (3). Se ha reportado que en menos de 2 años ya es posible identificar bacterias resistentes a los nuevos antibióticos que salen al mercado (2). Por otro lado, se están estableciendo políticas de salud, a nivel mundial, para restringir el uso de los antibióticos a los casos estrictamente necesarios. En estas condiciones, la generación de nuevos antibióticos puede ser un negocio poco rentable para las empresas, comparado con el desarrollo de medicamentos de uso prolongado; por ejemplo, aquéllos para el tratamiento de enfermedades crónicas, como cáncer, diabetes o cardiovasculares, entre otras.
El plan de la OMS gira en torno a los siguientes objetivos generales:
El pasado mes de junio se publicó en el Diario Oficial de la Federación, el ACUERDO por el que se declara la obligatoriedad de la Estrategia Nacional de Acción contra la Resistencia a los Antimicrobianos, aprobada por el gobierno mexicano. Asimismo, en 2018, la Universidad Nacional Autónoma de México estableció el Plan Universitario de Control de la Resistencia Antimicrobiana. En general, tanto el plan mundial de la OMS, como los planes que se han aprobado en diferentes países, están fundamentados en el concepto Una Salud, el cual establece la correlación entre la salud de los humanos, los animales y el propio medio ambiente. Asimismo, estos planes se basan en dos principios eje, el uso estrictamente necesario de los antibióticos y el desarrollo de nuevos antibióticos y nuevas estrategias antimicrobianas.
Los planes aprobados en diferentes países, están fundamentados en el concepto Una Salud, el cual establece la correlación entre la salud de los humanos, los animales y el propio medio ambiente.
Al principio del 2017, la OMS publicó una lista de bacterias patógenas para las cuales se requiere con urgencia desarrollar nuevos antibióticos y estrategias para su combate, dado que éstas tienen alta incidencia mundial y presentan resistencia a la mayoría de los antibióticos existentes. En la actualidad, muchos grupos de investigación en el mundo trabajan sobre la identificación de nuevos compuestos con actividad antimicrobiana. Como otra iniciativa de acción nacional, un grupo de casi 40 investigadores estamos impulsando la integración de la Red Mexicana para el Desarrollo de Antimicrobianos (REMEXDAN), con el fin de potenciar esta área de investigación en el país.
Todos (gobierno, sector privado, academia y sociedad en general) debemos contribuir a frenar el problema de la resistencia a los antibióticos, estableciendo regulaciones y programas de vigilancia, apoyando la investigación, informando, atendiendo las recomendaciones de los especialistas, etc. Tengamos presente uno de los lemas que ha usado la OMS en sus campañas: si no hay acciones hoy, no habrá cura mañana (“no action today, no cure tomorrow”). C2
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