Existen escritores o científicos ampliamente reconocidos que no llegaron a publicar alguna parte de su obra antes de morir.

Las razones pueden ser inseguridad, perfeccionismo e incluso egoísmo de parte del autor; pero también pueden ser secretos de confidencialidad, alta seguridad o conflicto de intereses. De cualquier modo, lo común es difundir los resultados de un trabajo de investigación, siendo éste el último paso del método científico. Esto quiere decir que no tiene mucho sentido quedarse con los secretos hasta la tumba, por más que se trate de un pequeñito descubrimiento o incluso de resultados contrarios a los establecidos convencionalmente.

El progreso es entonces colectivo y en la actualidad son pocos los científicos que de manera individual pueden hacer un descubrimiento de gran transcendencia.

El quehacer del científico es justamente reunir todas estas piezas del rompecabezas y armar una figura coherente que nos permita mejorar nuestra comprensión del universo. Si nos faltan piezas la imagen final estará un tanto incompleta, pero esto nos dará un indicio de qué dirección deben llevar las investigaciones posteriores. De ahí la importancia de conocer lo que se ha hecho previamente por otros autores y cómo se puede mejorar. El progreso es entonces colectivo y en la actualidad son pocos los científicos que de manera individual pueden hacer un descubrimiento o una aportación de gran trascendencia.

La publicación se puede dirigir a auditorios distintos y tendrá un mayor impacto si llega a un público amplio. Las publicaciones científicas tradicionales incluyen libros, capítulos de libros y artículos de revistas especializadas. En estos casos, el público está formado por otros científicos de la misma área o especialización, por lo que el texto está lleno de tecnicismos específicos y carente de detalles obvios para los especialistas. Una variante incluye presentaciones en congresos científicos especializados, donde se prioriza más la comunicación oral que la escrita, así como la formación de redes de investigadores y su fructificación en colaboraciones. En general, antes de ser publicados los manuscritos son siempre revisados por otros científicos especializados que son llamados “pares”.

Se estima que actualmente cada año se publican más de diez millones de artículos.

Se estima que actualmente cada año se publican más de diez millones de artículos y presentaciones en congresos, impresos en unos cuantos miles de revistas especializadas.1 Considerando estos números, es evidente que habrá publicaciones que pasen desapercibidas para muchos científicos, lo que va de la mano con casos de plagio o de publicaciones de mala calidad. Esto obedece también a un mito que ha surgido en los últimos tiempos, en el que una productividad estándar de un científico es un artículo por año, aunque menos del 1% logró esta productividad entre los 15 millones de científicos que publicaron entre 1996 y 2011.2 En efecto, la élite de científicos con más de una publicación anual normalmente corresponde a líderes de grupos de investigación con financiamientos adecuados y una cantidad importante de colaboradores.

La divulgación del conocimiento científico podrá permitir que la sociedad esté mejor preparada para tomar sus propias decisiones.

Existen, sin embargo, otros medios de comunicación importantes que los científicos estamos menospreciando. Por ejemplo, la difusión del conocimiento entre especialistas de diferentes disciplinas es una manera de hacer sinergias alrededor de problemas que por naturaleza son multidisciplinarios. También debe haber un acercamiento con los tomadores de decisiones, desde funcionarios públicos hasta la iniciativa privada. El conocimiento científico se puede presentar como una base para hacer una mejor propuesta de proyectos políticos o comerciales. Y en todo momento, la divulgación del conocimiento científico podrá permitir que la sociedad esté mejor preparada para tomar sus propias decisiones y exigir condiciones de vida y desarrollo más adecuados para su presente y su futuro.

Las herramientas digitales presentan una plataforma poderosa para la comunicación científica. Ya no sólo están el papel impreso y las diapositivas, existen publicaciones de texto en Internet, redes sociales virtuales y múltiples medios audiovisuales que permiten a los científicos lograr un mayor alcance para difundir el conocimiento entre sus pares y para divulgarlo a la sociedad. Así que la consigna para el científico contemporáneo sería publicar TODOS los resultados, por TODOS los medios posibles, para TODOS los públicos y, desde luego, con TODA la calidad posible. Evidentemente no es fácil, pero sí divertido. C2

 

REFERENCIAS

1 P.O. Larsen y M. von Ins. The rate of growth in scientific publication and the decline in coverage provided by Science Citation Index. Scientometrics 2010, 84(3): 575-603.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2909426/

2 E. Stokstad. The 1% of scientific publishing. Science News 2014.

http://news.sciencemag.org/scientific-community/2014/07/1-scientific-publishing

J.P.A. Ioannidis, K.W. Boyack y R. Klavans. Estimates of the continuously publishing core in the scientific workforce. PLOS ONE 2014.

http://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0101698

Sobre el autor

Desde 2004, Rodrigo Patiño es investigador en la Unidad Mérida del Cinvestav. Se interesa por la investigación interdisciplinaria; participa activamente como profesor de programas de posgrado y también en actividades de difusión y divulgación de la ciencia.

POR:

rodrigo.patino@cinvestav.mx

Desde 2004, Rodrigo Patiño es investigador en la Unidad Mérida del Cinvestav. Se interesa por la investigación interdisciplinaria; participa activamente como profesor de programas de...

3 Comentario

    • Rosa M Herrera -

    • 23 enero, 2016 / 07:27 am

    Concuerdo totalmente con la ideas presentadas, perfectamente compendiada en la última.

      • Rodrigo Patiño -

      • 22 febrero, 2016 / 23:36 pm

      Gracias Rosa, a la orden. ¡Saludos cordiales!

    • Rosa M Herrera -

    • 22 enero, 2016 / 10:00 am

    Concuerdo en la posición general.

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