“El arte es lo que transforma
las formas en estilo”
André Malraux
Para algunas personas el arte de la pintura resulta incomprensible y por lo tanto innecesario, les parece algo de lo que sólo tratan los iniciados y observan cualquier expresión pictórica como algo ajeno y prescindible. Parece que para esas personas el problema se complica aún más cuando intentan abordar algunas expresiones de arte moderno que se alejan de realismos que representan directamente la realidad, y al no poseer las claves para su esclarecimiento, el arte se les vuelve cada vez más misterioso y observan cómo se aleja de ellos.
“La cultura es una élite, pero una élite a la que todo el mundo puede pertenecer” dice Alberto Manguel.
Es cierto: toda expresión artística es un lenguaje que debe de aprenderse, para después comprender y disfrutar el objeto artístico, un lenguaje que para ser descifrado requiere de un ejercicio racional y emocional en el espectador. Pero a esas personas me parece importante decirles que el arte pictórico y cualquier arte, ante todo debe ser visto como una oportunidad para entendernos como seres humanos y entender el Universo que nos rodea, por medio de una experiencia gozosa; para ellos van dirigidas estas notas con la mejor de las intenciones y conscientes de que es un tema imposible de plantear en tan poco espacio.
No es viable dar una respuesta inequívoca a la pregunta de ¿qué es el arte?, pues han existido muchas definiciones y han ido variando según el momento histórico y la cultura en donde se gestaron, pero podemos hacer la siguiente aseveración: Arte es toda obra o actividad humana a través de la cual el hombre puede expresar lo inmaterial, crear belleza y suscitar emociones.
Las cosas denominadas obras de arte, tienen en común que no son naturales sino producidas por el ser humano.
Las expresiones artísticas son inherentes al ser humano, todos hemos sentido alguna vez el impulso de tomar un simple lápiz y con unos trazos plasmar nuestro sentir o nuestro pensamiento; después viene la creación artística y ésta es la cima de la expresión íntima y personal del ser humano.
Toda reflexión en torno a las artes plásticas debe iniciarse a través de la experiencia de situarse frente a una obra y con ello entrar a lo que se conoce como contemplación estética. Lo importante es iniciar esta experiencia armados de nuestra razón y poniendo nuestra sensibilidad a flor de piel, pues a ello apela toda obra, percibir y sentir vibrando al unísono, sin prejuicios y estando abiertos a descifrar lo que nos dice; por el gozo que obtenemos, vale la pena el esfuerzo. La obra plástica, como cualquier otra expresión artística, sobrepasa el mundo cotidiano y crea un universo de valores. Repetimos, la introducción a la apreciación de las obras artísticas, en este caso las obras pictóricas deben ser con apertura sensorial, sensibilidad, sentido crítico y poniendo en juego nuestra fantasía.
Estrictamente hablando, dicha obra no sirve para nada que no sea su contemplación “El arte responde a la necesidad que existe de tener una actividad sin propósito, por el placer” dice Durkheim, —1858-1917— y ya en 1390 Cennino D’Andrea Cennini en su Tratado de la pintura, responde maravillosamente a la pregunta ¿Cuál es el propósito de la pintura?
“El propósito es descubrir cosas nunca vistas, darles forma con las manos y presentar a la vista aquello que no existe”.
Toda obra es o fue creada dentro del horizonte de la espontaneidad y la libertad del ser humano y éstas, las obras, existen en sí como objetos únicos, originales e irrepetibles.
Sería un error si al ver una obra nos quedáramos en su valor material, la primera visión, pues esto sería sólo ver su existencia física; el secreto está en que dichas obras tienen también una existencia y valor estético; es decir, una obra está construida con materiales organizados por el artista para formar el lenguaje artístico, que tiene —contiene— por ende, un mensaje de un ser humano para otros seres humanos, un significado; uno se encuentra frente a un código de signos que nos hablan, que nos dicen, y que hay que descifrar no sólo con la razón sino con nuestra sensibilidad; si esto no se logra, la obra no nos dice nada, y por supuesto será una experiencia frustrante. El arte es un reflejo de la realidad y es un producto cultural de la sociedad que lo produce o lo produjo, “Planteado el problema del arte como un problema de la vida y de la cultura, será necesario establecer qué elementos son los que preponderan en la creación artística, e indagar en ella los rastros del instinto, de la magia, de la emoción, del juego, del sueño, de la lectura de la puerilidad y del primitivismo. Además será necesario deslindar lo que puede haber en el arte de plenitud vital o de enfermedad perturbadora, de fuerza y debilidad, de irracionalidad o de armoniosa creación de la razón y el sentimiento” dice José D. Calderaro.
El arte es por definición un mecanismo expresivo, el artista hace propuestas y para ello, para el logro de su universo simbólico, echa mano de las cosas de su mundo natural, de sus experiencias sociales, su mundo exterior y su mundo interior, y con eso crea su obra; el artista refunda, recrea, revisa, toma objetos y los transforma haciendo que expresen algo, que expresen su Yo. Es a nivel inconsciente donde primero se forma el mencionado universo simbólico del arte y son las experiencias del artista las que crean su gramática; un pintor es siempre un acervo de vivencias que imprime en sus cuadros y en muchas ocasiones lo más valioso de éstas resulta ser lo que el artista depositó en ellas sin saberlo, de modo inconsciente, y aunque resulte difícil aceptarlo, a veces vale también lo que no aparece, lo que se infiere, o lo que se insinúa; Gauguin dijo que:
“Lo que no está en el cuadro no está ausente, sino que existe fuera del lienzo”, de tal modo que en la medida en que se logra trascender la realidad vulgar, alejándose de ella se consigue una obra de arte, por lo tanto, podría decirse que el arte abstracto es la cumbre de la creación humana, en el terreno plástico. El arte es la estilización de lo real, y éste se reconoce en la medida de su capacidad de suscitar sentimientos, emociones y trasmitir ideas.
El ser humano es un ser expansivo por naturaleza, proyecta su ser, lo extiende en las dimensiones del mundo que le rodea.
“El arte es siempre un espejo de la libertad en el cual se hacen visibles tanto la vida como la muerte, tanto la razón como la locura, tanto la inteligencia como los sentimientos, tanto la pasión como la indiferencia y también tanto la virtud como el vicio, porque no los sustituye, ni los juzga, sino que los obliga a mostrarse” dice Juan García Ponce.
El arte está lleno de cualidades y una de ellas es que su estudio incide en la sensibilidad humana e induce a la creación de hábitos sensitivos. Algunas teorías dicen que el arte produce expresiones bellas, y que la belleza es unidad, claridad y proporción de algo. “Uno no se interesa por la pintura, si no conoce la pintura, tiene que conocerla (sic). Por lo tanto, primero debe comprenderse qué es la pintura, el arte, la poesía, y entonces uno se apasiona, pero si esto no se enseña en ningún lado, la gente buscará una diversión frívola” dice Giovani Sartori, en su libro: Homo videns.
Nuestro desarrollo estético sólo se puede conseguir con una asidua observación de diferentes obras, asistiendo a las numerosas ofertas de exposiciones —la mayoría son gratuitas— a través de las cuales se irá tomando conciencia de que lo importante en ellas es su forma y que la más adecuada percepción de las mismas se logra sólo a partir de compararlos, aunque nuestros ojos no estén acostumbrados a la lectura de imágenes sus diferencias saltarán a la vista; la personalidad del autor será evidente.
Contemplando las obras, usted estará educando sus dotes de observación, su sensibilidad y con su constancia, permitirá desarrollar al máximo sus aptitudes.
El arte es necesario no sólo como actividad que da identidad a una cultura; por ello reconocemos muchas civilizaciones que nos antecedieron, por el arte que nos legaron, luego entonces es necesario su conocimiento y su activo ejercicio para que el individuo pueda fusionarse con todo lo que le rodea y lo comprenda; en nuestra sociedad moderna vivimos rodeados de expresiones artísticas creadas en el pasado y producciones contemporáneas de toda índole. En el mercado se ofrecen ya múltiples CD’s con la historia y las obras de muchos artistas de diferentes etapas de la Historia del arte.
En épocas anteriores el arte pictórico sólo lo poseía y disfrutaba la nobleza, el clero y los ricos. En nuestros días esta condición sigue igual en cuanto a la posesión de las obras, pues sólo las clases altas las pueden comprar, pero gracias al avance tecnológico, prácticamente se puede copiar y reproducir cualquier obra, de tal modo que estamos en opción de colgar en las paredes de nuestra casa las obras que más nos gusten, eligiendo de entre miles ya que se puede decir que el arte de la pintura podría ser el resumen visual de la historia de la humanidad y la crónica de la experiencia humana y es algo que vemos diariamente sin ponerle suficiente atención.
El arte es uno de los elementos básicos que nos definen y es explicado en una bella síntesis por la genial Ikram Antaki quien dice:
“…el arte es la actividad instauradora, consiste en llevarnos hacia una impresión de trascendencia en relación con el mundo de los seres y las cosas. El arte más simple (infantil o inclusive trivial) sobrepasa la realidad vulgar por una idealización mínima. Ya no es realidad pura sino una realidad revisada y corregida por el hombre…”
Entonces insisto, la experiencia artística, su creación y su recepción, debe ser ante todo una oportunidad para entendernos por medio de una actividad que reconstruya y refunde esta realidad, trastocando así nuestro mundo, nuestra vida.
Donde esté el ser humano habrá arte. C2