cuento-frio

No sé por qué hoy hace frío. Aún es verano. Encendí el aire esta mañana y ahora me arrepiento. Acabo de ponerme el suéter de hilo que me regaló Vero. Es rojo, así que debería darme energías. Pero no me las da. Ya comí las dos tostadas de la dieta. Pero estoy con hambre. En la computadora tengo mil cosas que leer y escribir, pero no se me ocurre nada. Hace frío adentro y parece que afuera también.

No sé por qué me viene a la mente la historia de Garp, el personaje principal de la novela de John Irving. Garp es escritor y el mejor ejemplo de la doble vida de los escritores de la cual habla Bernard Lahire, en La condición literaria. Pero Garp no se gana la vida de otra manera que no sea escribiendo. La otra vida se la gana su mujer, ella es la que hace los principales aportes a la economía doméstica. Sin embargo, Garp no deja de escribir. Es como yo. Hay un impulso que lo arrincona siempre sobre el papel. En mi caso es la pantalla.

Y aunque mis dedos están fríos para escribir, no puedo dejar de hacerlo. Como Garp, o como Irving. Mejor sería como Irving, porque yo no soy un personaje de ficción. Existo en este día frío. Es a mí a quien le da frío, no a un personaje que se asemeje a Garp. Garp no puede existir sin Irving, pero yo existo sin ambos, aunque mi historia sea parecida.

Y aunque mis dedos están fríos para escribir, no puedo dejar de hacerlo.

La historia de Garp avanza inexorable. Consiguió un editor que publica y difunde sus libros. Pero no se venden muchos. Garp es un escritor sofisticado que no vende. Es el típico genio fracasado a quien nadie reconocería frente a sus narices. De manera que aquí nos encontramos en una época difícil para Garp. Él no entiende cómo otros escritores logran éxito de público. Además sufre el hecho de tener que depender de su mujer.

Recuerdo que cuando escribí mi primer libro, La venganza de Facundo Quiroga, se lo di a leer a Ignacio García Hamilton. Me lo devolvió felicitándome con la frase: es un libro para pocos. Probablemente él no haya estado dentro de esos pocos. El libro navegó en la incertidumbre por muchos años hasta que decidí quitarle 200 páginas. Entonces pude publicarlo. Pero debió llamarse Una parte de la venganza de Facundo.

Sigamos con Garp, que ahora cae en la cuenta de que no puede seguir escribiendo libros que nadie lee. Y se lanza a hacer una novela truculenta: sexo, muerte, traiciones, violencia. Creo que estaban todos esos ingredientes juntos. O a lo mejor lo estoy inventando ahora. No sé, leí el libro hace muchos años. Así que tal vez estoy escribiendo otro. Sigamos. El editor leyó el texto, pero no le gustó. Esto probablemente se debió a que disfrutaba de la relación especial que mantenía con Garp. De alguna manera, él lo sostenía como escritor, y eso le provocaba orgullo. Es algo que pienso ahora. Sí, seguro fue así: el editor estaba conforme con tener a Garp en su catálogo de autores prestigiosos.

Pero Garp necesitaba su sustento material, así que quería convertirse en un escritor para muchos.

Pero Garp necesitaba su sustento material, así que quería convertirse en un escritor para muchos.

Yo he escrito cuentos, novelas –muchas, mejor dicho, algunas–. Pero no logro salirme de las dificultades. Mi mente no opera de manera coherente. Debería ser un autor norteamericano: claridad, concisión, nacimiento, vida y muerte, de eso se trata todo. Como en El mundo según Garp. Pero no me sale. Fracaso aquí y allá. Y tal vez por eso siento tanto frío aunque ahora mismo es febrero. Nada quisiera más que aprender a escribir. Pero no salgo de mis costumbres oscuras. A lo mejor por eso sufro tanto por el frío.

Cuestión que el editor de Garp tiene una modalidad que ahora aplica con su última novela: la da a leer a la señora que limpia el edificio de la editorial. Al día siguiente, la mujer vuelve con el libro, y muy enojada increpa al editor, preguntándole por qué se atrevió a darle semejante libro, que ese libro era una porquería. ¿Pero ya lo leyó? Claro, y está lleno de inmundicias. Además el protagonista es un ser horrible. ¿Pero la novela le gustó? Sí que me gustó, pero ocurren cosas muy feas en esa novela, que una señora no debería leer. ¿Y por qué la leyó entonces? Y hombre, ¡porque quería saber cómo terminaba!

Bien. Yo adelanto los finales. En mis novelas, todo está dicho en el primer capítulo. El resto es el desplazamiento a lo largo del tiempo y del espacio de ese primer capítulo. Por lo tanto, la gente se aburre con los capítulos que van del segundo al último. No va a encontrar nada nuevo, y la lectura se vuelve morosa, pesada. Incluso para mí, se vuelven pesadas. A veces –casi siempre– es una tortura escribir.

La señora que limpia el edificio le pide al editor que le dé otro ejemplar para su amiga. El editor saca a la venta el libro de Garp de inmediato. Obviamente, la novela se transforma pronto en un best seller. Un público amplio, no habituado a la lectura descubre a Garp. Lo descubre en todas partes donde él va. Es decir, ahora Garp deja de depender de su mujer, se sostiene solo, pero para eso debe soportar los males de la fama: presentaciones aquí y allá, conferencias para hablar del zapato de Apeles o el ingreso a la inmortalidad. Su público no lo deja comer tranquilo, y las presentaciones y sus salidas a la vereda se vuelven multitudinarias.

Muchas veces he pensado en los males de la fama. Prefiero una riqueza sin compromisos. Alguien dirá que estoy justificando mi fracaso. Pero en verdad, solo pretendo una fama moderada que me permita vivir bien, viajar, escribir, sacar a Borges a dar vueltas por la plaza y leer todo el tiempo, aunque haga frío como hoy. De modo que no sé si es bueno el final de Garp. Está atrapado en un mundo que no lo comprende: al principio nadie lo lee, pero en ese momento él escribe como le parece que debe hacerlo. Al final produce un best seller. Pero ya no es él. No es él cuando lo está escribiendo, de manera que aunque tenga éxito continúa fracasando. Debe traicionar su literatura. Garp, el verdadero Garp, ha muerto.

John Irving, obviamente se da cuenta de esto antes que yo. Y al final de la novela, alguien asesinará al pobre de Garp. No recuerdo si con un cuchillo o un arma de fuego. No importa, estoy contando una historia sin detalles. Cuestión que Garp cumple un destino. Nunca ha dejado de tener una doble vida, y muere en esa ley, la que le ha impuesto el conocido novelista John Irving. Algo más: El mundo según Garp catapultó a Irving a la fama. Irving vive en Estados Unidos y dice que le gustaría conocer Buenos Aires. C2

Sobre el autor

Historiador, egresado del Instituto de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Buenos Aires, donde realizó una investigación en torno a publicaciones literarias de los años ochenta y noventa del siglo pasado.

Ha publicado las novelas: El romance de Perón y Evita, Jesús era bipolar y La venganza de Facundo Quiroga.

POR:

alejandro1segura@gmail.com

Historiador, egresado del Instituto de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Buenos Aires, donde realizó una investigación en torno a publicaciones literarias de los años...

8 Comentario

    • Eduardo -

    • 20 febrero, 2020 / 17:52 pm

    Me encanta eso de: En mis novelas, todo está dicho en el primer capítulo: “No sé por qué hoy hace frío”;” No sé por qué me viene a la mente la historia de Garp”; “No importa, estoy contando una historia sin detalles”; “Pero en verdad, solo pretendo una fama moderada que me permita vivir bien, viajar, escribir, sacar a Borges a dar vueltas por la plaza y leer todo el tiempo, aunque haga frío como hoy”; escritor pleno de recursos, lo hace viajar a uno a través de la hipertextualidad”; espero leer a lo menos una novela, tengo muchos amigas/os en Argentina, trataré que me compren una. Felicitaciones.

    • yolanda -

    • 20 febrero, 2020 / 11:38 am

    Me encantó Alejandro, como siempre. No hay nada mejor que poder trabajar en lo que te gusta y apasiona . Seguí haciéndolo que lo hacés muy bien. Éxitos y Felicitaciones !!!!!!

    • Daniel -

    • 20 febrero, 2020 / 11:14 am

    Excelente me encanto

    • Fernanda -

    • 20 febrero, 2020 / 07:02 am

    Felicitaciones, Alejandro. Debo confesar que no leí El mundo según Garp pero, gracias a tu historia, hoy lo compré :). Tu cuento me dejó el placer de su lectura y la curiosidad de ahondar. Gracias por eso.

    • Vanesa -

    • 19 febrero, 2020 / 16:09 pm

    Muy original! Me encantó!

    • Daniela Segura -

    • 19 febrero, 2020 / 14:21 pm

    Me encantó!. Todos sentimos frío algunos días, tal vez más cuando no sabemos si estamos más cerca o más lejos de lo que queríamos ser y de lo que somos.

    • Violeta -

    • 19 febrero, 2020 / 13:30 pm

    No sólo de la mujer vive el hombre…no me dijo ni me dejó nada; pero no pude abandonar la lectura… como la empleada de la librería; de eso se trata el éxito. O no? 🤔😘

    • Carlos Ramos -

    • 19 febrero, 2020 / 11:57 am

    Me encantó!!

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