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Primer Sol Ansenio

Octubre 23; 2425, 7:30 PM. La luna comienza a asomarse en el firmamento. Los noticieros han dicho que será una hermosa noche de luna llena, con dimensiones jamás vistas; ya que la atracción del astro con el planeta será mayor y se podrán apreciar a detalle algunos de sus relieves. He preparado desde hace días el telescopio para poder observarla desde la punta del risco que da a la playa.

 

Hiperespacio

¿Te acuerdas de aquel pequeño día? Luego se vino la noche, tan larga y silenciosa.

¿Te acuerdas de aquel pequeño día? Luego se vino la noche, tan larga y silenciosa. Los cinco soles Ansenio, Ecaosmio, Hesperio, Ecairidio, y Ecaor se alinearon en círculos y nuestra congelada luna comenzó a escurrir su magma sobre el infinito. Sí, ese pequeño día de un segundo; en el que sólo nos dio tiempo de inspirar y exhalar una única vez, después abrimos lentamente los ojos y la noche se recargaba sobre el cielo para no levantarse jamás. Hace tanto… que ya casi no recuerdo cómo es la luz. No existen las tinieblas, sólo oscuridad; fina y perfecta oscuridad. Dejaron de cantar los pájaros y se fueron de percha, sólo se escucha el rumor del viento, que se agita violento tratando de encontrar la luz. Mañana será tal como hoy, sólo abra oscuridad para llevar y traer en nuestras vidas. Los soles quedaron como puntos cauterizados al anillo de nuestra órbita.

Brillantes como esferas, pero sin su luz. Los sabios creen que en algún tiempo éste, nuestro pequeño electrón, terminara como los soles; fundido a un nivel de energía más elevado y girando sin sentido; pero en perfecta sincronía con el núcleo del átomo. No sé cuál es el destino que nos espera, lo que sí sé es que desde que los soles perdieron su poder vital, la vida dejo de ser vida. Extraño mi cotidiana paranoia, esa que me provocaba cada día mi sombra. Siempre siguiéndome, en silencio, pasiva. Yo intentando discurrirme en sus pensamientos, deseoso de saber cuáles eran sus planes, ¿con qué finalidad se apoderaba de mí? Ya no hay sombra, la paranoia cambio de forma, pero no de lugar. Ahora mantengo la atención pendiente de los hoyos negros en la oscuridad,  tal vez de alguno salga mi sombra y me haga nuevamente compañía.

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Segundo Sol Ecaosmio

Esta mañana apareció en el cielo un pequeño punto claro, no sé lo que esto signifique, pero me alegra. No es tan brillante como alguno de nuestros soles, sin embargo, el haz de luz que proyecta sobre la superficie alcanza para esbozar mi sombra pálida y diminuta; al fin y al cabo es muy mi sombra. Es un punto tan pequeño que un alfiler no pasaría a través de su circunferencia interior que mide la mitad de π, pero el efecto de su luz se magnifica y el dibujo de su silueta es del tamaño de una naranja. Desde muy temprano los de mi especie salimos para observarlo. Cada quien tiene una explicación diferente, cada quien agradece a quien cree que hay que agradecer. Yo sólo mantengo la atención en mi sombra. Debo aprovechar, grabarla bien en mi mente, pues no sé cuánto pueda durar ese extraño punto en la almohada de oscuridad.

 

Tercer Sol Hesperio

Escucho una voz que me llama. Dirijo la mirada lentamente. No sé de dónde proviene, suena como un eco refractario. Un eco que golpea en una pared se esparce y golpea en la siguiente pared, pero sin terminar su continua emisión en el espacio; al final parece una sinfonía infinita de ecos. Aguzo el oído para captar lo que me dice y vagamente escucho, ¡ha desaparecido un sol! No hay nadie a mí alrededor. La voz viene del interior de mi cabeza, ¡logro escuchar mis pensamientos! Repiten incansablemente “¡ha desaparecido un sol!” Miro el punto de luz en la espesa oscuridad, es justo el punto donde hasta ayer estaba el tercer sol. Ahora sólo hay cuatro soles con una nueva alineación. Imitan a los puntos cardinales y el pequeño punto de luz como eje, en el centro.

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Cuarto Sol Ecairidio

¿¡Ha iniciado la fusión de nuestro electrón!? Me pregunta en silencio mi pensamiento. No lo sé, respondo desconcertado. Me animaba la idea de que mi sombra hubiera regresado, pero me asusta pensar en el inicio de la fusión. La superficie se siente más caliente de lo acostumbrado. Es fisión atómica, me dice uno de los sabios que observa el complejo meteoro. Tenemos que escindir hasta alcanzar el estado máximo de energía, iremos perdiendo uno a uno nuestros soles en una sucesiva fusión hasta que en el ocaso de Ecaor se apague y la última esfera y nuestro electrón quede en la total oscuridad.

Dios crea y destruye, con el único fin de dar continuidad al universo. El revés es la puerta del frente. Morir para dar vida.

Ansenio, el más antiguo de nuestros soles, había contraído toda su masa hacia su interior y el pequeño haz de luz que alcanzábamos a observar sólo era un antiguo reflejo, una calca en el firmamento del momento en que se había comprimido. La luz era el espectáculo virtual de aquel suceso.

Cada uno de nuestros soles ya ha muerto hace mucho tiempo.

Cada uno de nuestros soles ya ha muerto hace mucho tiempo y el reflejo de su desaparición es lo que observarás en adelante, me dijo el sabio. Dentro de cuatro meses verás como Ecaosmio, perderá tamaño y será sólo un haz de luz que se cruzará con el de Ansenio y así hasta que el quinto sol Ecaor se refleje en línea directa sobre el suelo. Serán cuatro puntos de luz cruzando uno con otro y uno más los cruzará por su centro; la formación de una gran estrella sobre el suelo; la señal del fin.

Hace mucho tiempo una gran energía tocó nuestra órbita, a partir de ella se formaron los soles, cada uno en un plano diferente, cada uno con un brillo diferente, cada uno con una intensidad distinta. Los antiguos sabios les llamaban isótopos; pero por su brillo y esplendor la gente los empezó a llamar soles. Cada nuevo sol trajo consigo energía con la que nos alimentábamos. Era maravilloso ver la aparición de un nuevo sol; sin embargo cada nuevo sol que aparecía restaba energía a los anteriores. El último sol consumió la poca energía que quedaba y fue entonces que el día duró un segundo y oscureció para siempre.

Todo cuanto hay sobre el electrón será succionado al interior del átomo y transformado en energía calórica. Cada uno de nosotros se convertirá en haces de luz colisionando unos con otros. Si alguien en algún punto del gran universo logra verlo será un afortunado.

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Quinto Sol Ecaor

¿Llamas fortuna a ver la desaparición de un mundo? ¡No comprendo! Me espanta la idea de que mis ojos observen la destrucción de otro mundo y tú dices que será afortunado el que mire la destrucción del nuestro.

Nada inicia y nada termina en realidad. Sólo se transforma en algo más.

¿¡Te aterras de lo que tus ojos han mirado y admirado por tanto tiempo!? Sí, la formación de cada uno de los electrones que giran alrededor de nuestro núcleo surgió a partir de la destrucción de algún átomo vecino, nuestro núcleo fue parte de algún otro. Nada inicia y nada termina en realidad. Sólo se transforma en algo más. Nosotros seremos la energía que forme un nuevo universo y la luz que alguien más mirara en el futuro.

Dejé de poner atención a lo que el hombre decía y miré cómo, de a poco, mi sombra era tragada por el suelo. Se borraba lentamente, como si algo en el interior del electrón la absorbiera. El haz de luz del pequeño punto luminoso fue perdiendo vitalidad y la oscuridad volvía a ser total.

Los días de oscuridad eran interminables. La gente confundida no dejaba de dar vueltas alrededor del sitio donde se había proyectado la luz. Oraban con los brazos extendidos al cielo. Le pedían a un Dios inexistente postergara el día de la fusión y lloraban desconsolados.

Yo amanecía siempre pendiente del cielo, intentando calcular cuánto tiempo había pasado desde aquel pequeño día y cuánto tiempo faltaba para que el siguiente sol fuera sólo un haz de luz proyectado en el suelo. Aunque realmente ya no sabía decir a ciencia cierta, si amanecía o anochecía.

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Sol Final
El mañana

Mi ciclo circadiano había cambiado y mis horas de sueño ya no eran las convencionales. Dormía cuando me era necesario; no importaba si era de día o de noche, pues, ¿quién podría saber eso?

Los animales habían dejado de reproducirse y creo que a nosotros nos faltaba emoción para ello. Pareciera que los sentimientos de amor o placer estuvieran atados a la luz. Nos mirábamos unos a otros como parte de una pintura hecha por antiguas e inexpertas manos, en la cual el caos era lo único evidente. Nuestra conducta era errática y distante. Lo único que ocupaba y aterraba nuestras mentes era la idea del final.

El tiempo es inexistente; sólo hay sucesiones, continuos ciclos de energía que rebotan en la colcha estelar….. C2

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