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Instalaciones de producción de ARNm de Moderna en Norwood, Massachusetts.
La publicación original se encuentra en ‘C&EN En Español’

 

Desde que el nuevo coronavirus fue identificado por primera vez en Wuhan, China, el 7 de enero, las empresas y grupos académicos de todo el mundo han estado trabajando a un ritmo vertiginoso para desarrollar nuevas terapias contra el virus, ahora llamado SARS-CoV-2. Esta semana, dos empresas de biotecnología en EE. UU., Moderna y Gilead Sciences, se han posicionado como líderes en esta acción.

El primer ensayo clínico del mundo de una vacuna para el nuevo coronavirus tendrá lugar en breve en los Estados Unidos. El 25 de febrero, Moderna anunció que ha enviado su vacuna experimental al Instituto Nacional de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), que llevará a cabo el ensayo. El proceso completo, desde el diseño de la vacuna hasta su fabricación y envío, solo ha durado 7 semanas.

Por otra parte, el NIH ha informado del comienzo de un ensayo clínico para probar la capacidad del medicamento experimental de Gilead, remdesivir, para tratar a las personas con COVID-19, el nombre oficial de la enfermedad causada por el nuevo coronavirus.

La noticia llega en un momento crucial. El 27 de febrero, las autoridades informaron de más de 82.500 casos confirmados del virus y por encima de 2.800 muertes. La mayoría de los casos, más de 78.000, están en China. Y aunque la tasa de nuevas infecciones parece estar disminuyendo en China, los nuevos brotes en Irán, Italia y Corea del Sur tienen al mundo en alerta máxima. Los expertos sugieren que la pandemia podría ser inminente, y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. han advertido de que la comunidad estadounidense debe prepararse para “una interrupción de la vida cotidiana”.

Gilead ha sido capaz de reaccionar rápidamente porque diseñó el remdesivir, una pequeña molécula que funciona como antiviral para tratar a las personas infectadas con el virus del Ébola. Este mes, un grupo de investigadores del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés), que pertenece al NIH, probaron el remdesivir en monos y demostraron que puede prevenir y detener infecciones originadas por el coronavirus del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV, por sus siglas en inglés), que está relacionado con el nuevo brote. Ahora, el NIH está probando el remdesivir en un estudio en fase II con personas infectadas con SARS-CoV-2 en el Centro Médico de la Universidad de Nebraska.

Gilead ya ha compartido el remdesivir con hospitales en China que están llevando a cabo dos ensayos clínicos en fase III, y cuyos resultados se esperan para abril. El 26 de febrero, Gilead anunció que pondrá en marcha dos ensayos clínicos propios adicionales de fase III que, en conjunto, involucrarán a 1.000 personas en Asia y otras partes del mundo. Durante un foro sobre coronavirus organizado por WuXi AppTec, Thomas Cihlar, vicepresidente de virología de Gilead, avanzó que un ensayo exitoso podría proporcionar suficientes datos para la aprobación de remdesivir.

Mientras tanto, Moderna quiere demostrar que puede producir vacunas experimentales para COVID-19 y otras nuevas enfermedades más rápidamente que otras compañías.
Las vacunas están normalmente hechas de trozos de proteína viral, ‘fotos’ moleculares que nuestro sistema inmunológico estudia para saber cómo montar un ataque contra el virus real. Pero estas fotos se hacen mediante el crecimiento de proteínas virales en millones de huevos de gallina o en gigantescas cubas de células, procesos muy laboriosos y que consumen mucho tiempo.

Moderna utiliza un enfoque diferente. Las vacunas de la compañía están hechas de moléculas de ARN mensajero (ARNm), que son instrucciones para hacer proteínas. Por tanto, en lugar de trabajar para identificar y cultivar los trozos de proteína viral adecuados, Moderna simplemente necesita conocer la secuencia genética del virus que los codifica. En ese momento, ya puede sintetizar químicamente el ARNm que codifica las instrucciones para la proteína viral.

Al igual que otras empresas, Moderna se ha centrado en unas partes del coronavirus llamadas proteínas puntiagudas, que el virus utiliza para engancharse e infectar las células. Moderna está empaquetando las instrucciones del ARNm para las proteínas puntiagudas dentro de nanopartículas lipídicas. Cuando las nanopartículas se inyectan en el músculo de una persona, sus células deberían empezar a fabricar las proteínas puntiagudas. En teoría, eso le da al cuerpo la oportunidad de estudiar la proteína y prepararse para una infección del verdadero coronavirus.

Moderna comenzó a desarrollar su vacuna contra el coronavirus en el NIH en enero gracias a la ayuda financiera de la Coalición para la Innovación en la Preparación ante Epidemias (CEPI, por sus siglas en inglés). El NIAID llevará a cabo un ensayo clínico de la vacuna en el Instituto de Investigación de la Salud de Kaiser Permanente Washington en Seattle. El estudio está diseñado para probar la seguridad de la vacuna en 45 adultos sanos.

El ensayo podría comenzar en marzo o abril, y los investigadores deberían ser capaces de decir si la vacuna es segura e inmunogénica tras tres meses. Si el ensayo de la fase I tiene éxito, se pondrá en marcha un ensayo más grande con cientos o miles de personas para ver si la vacuna es eficaz, según apuntó el director del NIAID, Anthony Fauci, en una conferencia de prensa en la Casa Blanca. Este ensayo necesitaría de 6 a 8 meses adicionales.

“Por tanto, aunque esto es lo más rápido que hemos pasado nunca desde una secuencia de un virus a un ensayo”, dijo Fauci, el despliegue más amplio de la vacuna todavía llevará de 12 a 18 meses, en el mejor de los casos.

Tal vez el mayor riesgo del enfoque de Moderna es que se sabe poco sobre cómo de bien funcionan las vacunas de ARNm en seres humanos en comparación con las vacunas tradicionales. Moderna ha probado otras seis vacunas de ARNm en ensayos de fase I para enfermedades infecciosas como la gripe, la fiebre chikungunya, el virus sincitial respiratorio y el Zika, pero todas están todavía a años de distancia de su aprobación.
La fabricación también podría plantear un problema. Aunque las vacunas de ARNm pueden fabricarse más rápidamente que las vacunas a base de óvulo y células, Moderna no ha indicado si tiene la capacidad de aumentar la producción para los millones de dosis que, tarde o temprano, podrían necesitarse en los Estados Unidos. La empresa no respondió a una solicitud de entrevista.

Aunque Moderna es la primera en iniciar estudios en humanos, muchas otras empresas también están desarrollando vacunas contra el coronavirus. Sanofi y Janssen también están desarrollando otras que dependen de las células para producir trozos de proteína viral. Las pruebas en humanos comenzarían a finales de año, como muy pronto. Ambas compañías están colaborando con la Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado de los Estados Unidos.

También se están elaborando vacunas más pequeñas, pero potencialmente más rápidas. Inovio Pharmaceuticals, que fabrica vacunas de ADN en lugar de ARNm, planea comenzar los ensayos clínicos en EE. UU. y China a principios de verano. Novavax confía en empezar a probar la seguridad de su vacuna de nanopartículas en humanos en mayo o junio.

Al igual que Moderna, Curevac recibió fondos del CEPI para desarrollar una vacuna ARNm contra el virus, aunque la empresa no ha proporcionado una estimación de cuándo estará lista para pruebas.

Otras empresas que han invertido en vacunas ARNm son Pfizer, que se asoció con BioNTech, y Sanofi Pasteur, que se asoció con Translate Bio. Ninguna de estas 4 compañías ha anunciado planes para desarrollar vacunas ARNm para el nuevo coronavirus.

 

Traducido al español por César Palmero para C&EN. La versión original (en inglés) de este artículo está disponible aquí.

“Este artículo se reproduce con el permiso de Chemical & Engineering News (© American Chemical Society). El artículo se publicó por primera vez el 09 de marzo del 2020 en el Volúmen 98, Número 9.”

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