La publicación original se encuentra en ‘C&EN En Español’.

Una cultura de acoso sexual muy extendida ahuyenta a las mujeres de las carreras científicas, perpetuando la brecha de género, según un nuevo informe de las Academias Nacionales de Ciencia, Ingeniería y Medicina de EE.UU.

Un video producido por las Academias Nacionales estadounidenses resume sus descubrimientos sobre el acoso sexual en STEM.

Un gran porcentaje de mujeres en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) denuncian acosos. Esto incluye a la mitad de las profesoras y personal, así como entre un 20 y un 50% de las estudiantes, dice el informe.

“Este gran número de casos de abusos sexuales produce una pérdida de talento muy significativa y muy costosa en ciencia, ingeniería y medicina,” dice una de las miembros del comité Lilia Cortina, profesora de psicología de la Universidad de Michigan que ha estudiado el acoso durante 25 años.

Las afectadas por el acoso afirman estar muy poco satisfechas con su trabajo.

Las afectadas por el acoso afirman estar muy poco satisfechas con su trabajo, y a menudo rechazan o abandonan su trabajo. Otras acaban afectadas por depresión o estrés postraumático.

Los campos STEM, incluida la química, son particularmente vulnerables al acoso sexual porque los hombres todavía son mayoría en las facultades y ocupan mayoritariamente los puestos de responsabilidad, y las estudiantes suelen confiar en un único mentor para guiarlas durante su investigación y para promover su carrera, añade el informe.

La química Mary Boyd, vicedecana del Berry College, dice estar orgullosa de que las Academias Nacionales estadounidenses hayan decidido estudiar el acoso sexual. “Además, nos dan sus resultados, sus conclusiones, y sus recomendaciones con un espíritu optimista: acabar con el acoso sexual es una responsabilidad de todos,” dice. “Vamos a necesitar mucha gente para acabar con este problema.”

Se necesita un cambio cultural para conseguir acabar con el acoso sexual en las universidades, dice el estudio. Demasiado a menudo, las universidades solo hacen lo que les exige la ley, pero eso no es suficiente para cambiar el comportamiento de la gente. “El acoso sexual es un problema de la cultura organizativa,” dice Cortina. “Las instituciones académicas tienen que huir de la cultura de la obediencia e ir hacia una cultura de respeto.”

Se necesita un cambio cultural para conseguir acabar con el acoso sexual en las universidades.

El acoso sexual no incluye únicamente proposiciones, tocamientos, o agresiones de tipo sexual. De forma continuada, un comportamiento habitualmente considerado nimio -como comentarios sobre la apariencia o las capacidades de alguien, se consideran acoso de género- puede hacer el mismo daño al futuro de un estudiante o empleado, dice el estudio. Y el acoso está especialmente extendido contra comunidades minoritarias y el colectivo LGTBQ, que afrontan numerosas formas de comportamiento discriminatorio y despectivo.

El cambio de la cultura académica tiene que comenzar desde arriba, con líderes que dejen claro que no hay excusa, que el acoso sexual no se tolera en sus instituciones, dice el informe. Las universidades tienen que crear reglas para que el acoso tenga consecuencias escalables, y deberían mejorar los procedimientos a seguir en caso de verse envuelta o ser testigo de situaciones de acoso.

Las instituciones académicas deberían, además, aumentar la diversidad en todos los niveles, dar más apoyo a las posibles víctimas de acoso, eliminar la tolerancia al acoso de género, y reducir el poder que los profesores tienen sobre los estudiantes. También deberían hacer públicos los informes sobre casos de acoso y, especialmente, sus consecuencias.

Las instituciones académicas deberían aumentar la diversidad en todos los niveles…

Las Academias Nacionales de EE.UU. anima a las sociedades científicas a ayudar a que este cambio cultural suceda. Por ejemplo, el informe recomienda que las sociedades ofrezcan ayuda a las personas que sufren acoso sexual.

David Smorodin, consejero general asistente de la American Chemical Society dice que aprecia que el informe reconozca el importante papel que las sociedades científicas pueden tener en hacer realidad este cambio. El informe “es un gran reto para todas las asociaciones de profesionales científicos,” dice.

Ahora, el reto es que las universidades adopten las recomendaciones, dice Boyd. “A veces necesitan incentivos [para cambiar], y hasta ahora no los ha habido.”

 


Traducción al español producida por Fernando Gomollón Bel de Divulgame.org para C&EN. La versión original (en inglés) del artículo está disponible aquí.

“Este artículo se reproduce con el permiso de Chemical & Engineering News (© American Chemical Society). El artículo se publicó por primera vez el 18 de junio del 2018 en el Volúmen 96, Número 25.”

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