Es el octavo elemento más abundante en la corteza terrestre y pertenece al grupo de los metales conocidos como alcalinotérreos (grupo 2), junto con el berilio, calcio, estroncio, bario y radio.
Su configuración electrónica presenta dos electrones en el orbital s y por esta razón todos son elementos muy reactivos, aunque en menor medida que los que se encuentran en el grupo 1. Por esta reactividad, no es posible encontrar al magnesio como metal puro en la naturaleza, presentándose siempre en alguno de sus compuestos.
Su nombre proviene de la zona de Magnesia (Grecia), en donde uno de sus compuestos (un silicato hidratado) es abundante. Antes de ser aislado por Sir Humphry Davy en 1808, otro de sus compuestos gozó de una fama que perdura hasta nuestros días. En el verano de 1618, el granjero Henry Wicker se dio cuenta de que sus vacas se rehusaban a beber agua de un pozo cerca de la comunidad de Epsom en Inglaterra. Se atrevió a probar el agua y se dio cuenta que sabía amarga. Wicker se percató de algo más. Al evaporarse, el agua dejaba como residuo una sal que podía ser disuelta nuevamente y tenía un efecto laxante. La sal de Epsom (sulfato de magnesio heptahidratado) hizo así su aparición como remedio contra el estreñimiento. A la fecha, puede comprarse libremente en las farmacias.
La sal de Epsom no es el único compuesto basado en magnesio que es ampliamente usado como remedio. El hidróxido de magnesio, Mg(OH)2, es preparado en solución y conocido comúnmente como leche de magnesia, uno de los antiácidos más usados en el mundo. Es también usado como la base de antitranspirantes corporales.

El magnesio puro arde con una llama brillante con mucha facilidad. Este hecho fue usado tanto para actividades lúdicas como destructivas. En los albores de la fotografía, se usaba para iluminar las escenas. Los fuegos de artificio también son beneficiados por la brillantez de su explosión. Pero el magnesio reacciona exotérmicamente no solo con el oxígeno, sino también con el nitrógeno y el agua. Por esta razón, fue la base para las bombas incendiarias de la Segunda Guerra Mundial, donde en los terribles bombardeos se usaban miles de bombas de magnesio en menos de una hora.

Así como el magnesio fue usado con fines siniestros, tiene un papel fundamental en toda la vida en la Tierra. La familia de compuestos conocidos como clorofilas, capaces de capturar luz y convertirla en energía, tiene en el centro de un anillo de porfirina un ion de magnesio. La interacción de este ion con el anillo circundante permite absorber la energía de la luz visible en el rango del azul y el rojo. El magnesio también es vital en las células y enzimas para sintetizar adenina trifosfato (ATP) y los ácidos ribonucléico y desoxiribonucléico (RNA y DNA).
Debido a su alta reactividad se le encuentra en su óxido más común (MgO, magnesia) comúnmente asociado al óxido de Calcio (CaO) en el mineral conocido como dolomita. Es a partir de este mineral de donde se extrae en China, a través de un proceso de reducción silicotérmica. También abunda en el mar en forma de cloruro (MgCl2). En Estados Unidos y Europa, se obtiene a través de electrólisis del agua marina.
El magnesio se añade como elemento de aleación para mejorar las propiedades mecánicas de otros metales. En combinación con el Zn y el Zr forma compuestos intermetálicos muy estables que incrementan la resistencia a la tensión del aluminio. En la fabricación de acero puede añadirse para desulfurar el metal líquido y producir acero de mayor resistencia. Se utiliza también como ánodo de sacrificio para evitar la corrosión de los cascos de barcos expuestos al ambiente salino.
El magnesio se añade como elemento de aleación para mejorar las propiedades mecánicas de otros metales.
Además de su uso como elemento aleante y en la fabricación de otras aleaciones, el magnesio se distingue por otra razón: es el elemento metálico más ligero que puede ser usado como material estructural. Con una densidad de 1,700 kg/m3, es casi cinco veces más ligero que el hierro e incluso más ligero que el aluminio (con una densidad de 2,700 kg/m3). Esto lo hace un material ideal para aplicaciones que requieran de bajo peso, como en la industria del transporte automotriz y aeronáutico.

El magnesio, sin embargo, posee una estructura cristalina hexagonal, algo escasa entre los metales que normalmente tienen estructuras cúbicas. Esto limita su formabilidad y le da una marcada asimetría en cargas cíclicas de tensión y compresión. Al contrario de la mayoría de los metales que tienen respuestas mecánicas muy similares al comprimirse y estirarse, el magnesio responde de modo muy distinto al invertir el sentido de la carga. A pesar de estas limitantes, se han desarrollado aleaciones donde adiciones de aluminio y zinc han conseguido estabilizarlo y actualmente se utilizan en piezas específicas de los subsistemas de automóviles y aviones.
Un área de gran oportunidad en la actualidad es el desarrollo de aleaciones biocompatibles y biorreabsorbibles. El magnesio no solamente es bien tolerado por el cuerpo, sino que, con suficiente tiempo, es absorbido por el organismo. Se espera que un futuro cercano sea posible desarrollar aleaciones con ligas magnesio-galio para poder usar prótesis que desaparezcan de modo seguro en el cuerpo una vez que hayan cumplido su función. C2
Óscar Iván Güido Arroyo -
Excelente la redacción del origen y datos varios de los elementos, recién me encontré con esta pagina y me ha agradado mucho!
Soy estudiante de Doctorado en la Universidad Veracruzana.
Muchas Gracias por contenido de este tipo.
!Felicidades!