Categorías: Literatura

Nubes

En Manzanillo se encuentra la última fábrica de nubes que queda en el país. Es una fábrica modesta a la orilla del Pacífico que con sus dos pequeñas chimeneas alcanza a cubrir de nubes casi todo el altiplano mexicano.

En tiempos anteriores, cuentan mis abuelos que podían encontrarse fábricas como esta por toda la costa oeste:  en Guaymas, en Ensenada, en La Paz, en Salina Cruz, etc…En cada puerto había una fábrica que se dedicaba a escuchar los deseos y fantasías de la gente que deseaba ver ciertas figuras en el cielo.

El proceso era simple: por telepatía las fábricas escuchaban lo que cada quien quería ver sobre su cabeza en un día despejado, luego se procedía a medir el grado de autenticidad  e intensidad del deseo, en función de ordenar la salida de las nubes y finalmente se creaba la nube deseada.  La mayoría de las nubes tienen formas infantiles de leones o sirenas, de cocodrilos o dragones porque suelen ser los niños los que aún poseen mayor capacidad creativa y verdaderos deseos, los enamorados también desean con demasiada intensidad y es por eso que en ocasiones vemos nubes con formas de corazones o parejas besándose, formas que suelen ser harto ofensivas para los que están solos.

La razón por la que solo queda una fábrica en todo el país es porque en el siglo XXI queda poco tiempo para soñar o mirar al cielo. Después del 45 comenzó una dramática caída de sueños e ilusiones que continúa hasta nuestros días, la gente simplemente ha dejado de mirar hacia arriba, les dejaron de importar las nubes y las estrellas. A los niños se les enseñó a siempre mirar “hacia el frente”, la nueva fe (en la ciencia y la tecnología) le ha ido arrebatando la fantasía a la humanidad poco a poco.  En ocasiones a nuestro país, por decepción y falta de ahínco, no le queda más que reciclar nubes del Japón o China, donde los sueños les son implantados hegemónicamente a la gente por el gobierno mientras duermen.  Es por esto que aquella pequeña fábrica de nubes en Manzanillo se dedica a cumplir solo deseos locales y solo a los que sueñan con verdadero fervor. Imagino que es por esta razón que esta mañana al despertar, cuando miré por mi ventana al horizonte, vislumbré en el cielo tu hermosa cara, con tus grandes ojos, tu bella sonrisa y esos encantadores orificios que se hacen en tus mejillas cuando sonríes.

Ahora tu cara en el firmamento recorrerá la República de  Oeste a Este, atravesará el Atlántico y le mostrará a la gente en África y Asia la belleza mexicana. Entonces yo trataré de hacerle saber al mundo que aquella linda cara en el cielo fue creada para mi en una pequeña fabrica de Manzanillo, con el solo propósito de que yo no me sintiera tan solo. C2

Jorge Alva

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Jorge Alva
Etiquetas: Narrativa

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