Pediré limosna
Los gatos me alegrarán las noches
Tengo ganas de pedir limosna en el mundo vagabundo, con mi cerveza en la mano, jamás fumando un puro. Vagabunda de noches sin pan, sin poder contar las estrellas, cuando pierda el trabajo, probaré ese mundo. Beber ya sé, extender la mano… aprenderé pronto.
Además, me gustan los gatitos de cuatro patas y lanuditos. Se lamen, se besan y se llenan de sueños, me dan noches de infinita paz que no acabarían en las aventuras de mendigo acariciadas por mí. Panza arriba, con sus ojos redonditos y su pelito, elegantes, llenarán mis horas de alegría. Son la mejor compañía de una pordiosera creyente y poco ambiciosa de bienes.
Comer
De esta forma será feliz
Pudín de chocolate, cuesta varios céntimos y como sabe, bien que te quiero y bien, trueno de flan que es viento y engorda, da igual, es calorífico y mejor, mejor así, de esa forma extraña seré feliz. Alimenta, besa y no desespera, comes y deja de diluviar.
Y ahora, en serio, mejor no comer muchos, algo anda mal por desear tanto Pudín. Más y más y no debe ser esa la verdadera llave de la felicidad. Sino la prueba de la infelicidad casi total.
Menos mal que los santos existen
Se puede vivir sin fe
Y que saben bien quien soy. Menos mal que ellos me cuidan, aunque por mi falta de fe, “no acepto pensar en ellos, no rezo en ninguna parte, no llevo a Dios por delante no visito las iglesias y… no permito el confesarme ante un “señor de Dios”.
Pero aquellos que fueron santos muy dentro de mí, están… por eso, ellos, menos mal, que comprenden estas faltas, que tenerlas está bien, se puede vivir sin fe y sus historias leer… Se puede no creer y sin embargo, tener a esos seres por amigos.
Se puede de tantas formas ser de ellos, estar con ellos, que ellos sabrán elegir aquella manera correcta, que no necesita iglesia, que decir de la oración, aquella que no se confiesa y sin embargo, aquella que obtiene el perdón. Esa es mi fe, esa es mi religión. Por eso, “menos mal que ellos existen”.
Es así, Dios llega a conocerte y en función de eso te quiere y cobija o no. Ellos existen, vigilan, calman, cuestionan, adoran, evalúan y moran en ti.