Los pueblos antiguos entendían a la enfermedad como un desequilibrio causado por alteraciones del cuerpo, mente, y espíritu, por lo que se debía buscar la manera de armonizar estos desequilibrios a través de discernimientos en un entorno de magia y religiosidad para dar salud a sus pacientes.

Los pobladores nativos del Valle de México eran grandes conocedores de las plantas medicinales y a pesar de la invasión española y la posterior conquista, lograron preservar parte de esa herencia, la cual quedó registrada en un primer libro de plantas medicinales conocido como Códice Badiano, el libro de las hierbas medicinales de los indios escrito en náhuatl por Martín de la Cruz y traducido al latín por Juan Badiano titulado Libellus de medicinalibus indorum herbis (Librillo sobre las hierbas medicinales de los indios). Este libro es el primero que dio a conocer al mundo la herbolaria mexicana, con  ilustraciones a todo color de plantas medicinales y recopilación de información del uso de las plantas medicinales para tratar diferentes enfermedades. [1]

La medicina tradicional se viene utilizando desde hace miles de años, y sus practicantes han contribuido enormemente a la salud humana, en particular como proveedores de atención primaria de salud al nivel de la comunidad.

En la actualidad, las alternativas terapéuticas para la atención de la salud humana, comprenden un abanico que incluye a la medicina alopática (medicamentos convencionales tales como comprimidos, cápsulas, grageas, etc.); la medicina homeopática (gránulos, glóbulos, colirios, etc); y la medicina tradicional (constituida por remedios tradicionales y remedios herbolarios).

Gracias a la aceptación a lo orgánico y la amplia difusión de la aplicación de la Herbolaria, la medicina tradicional ha repuntado

Gracias a las tendencias de proximidad a lo natural; la aceptación a lo orgánico y la amplia difusión de la aplicación de la Herbolaria como alternativa terapéutica en países tan variados como México, India China e incluso varios de la Comunidad Europea, la medicina tradicional ha tenido un repunte en su aceptación y empleo. A partir del decenio de 1990 se ha constatado un resurgimiento de su utilización en muchos países desarrollados y en desarrollo.

La medicina tradicional en su contexto más extenso, abarca una amplia gama de terapias y prácticas que varían entre países y entre regiones. En algunos países se denomina medicina «alternativa» o «complementaria».[2]

La legislación mexicana define a un Remedio Herbolario como “al preparado de plantas medicinales o sus partes, individuales o combinadas y sus derivados, presentado en forma farmacéutica, al cual se le atribuye por conocimiento popular o tradicional el alivio para algunos síntomas participantes o aislados de una enfermedad.”[3] Al categorizar de esta forma a un Remedio Herbolario, la Regulación Sanitaria de México obliga a los laboratorios fabricantes a garantizar que los productos sean de calidad, seguros y eficaces.

Dicha obligatoriedad ha provocado un fenómeno de transformación dentro de la industria, la cual se ha visto obligada a emular y aplicar modelos de gestión (buenas prácticas de manufactura, aseguramiento de la calidad, farmacovigilancia, etc.), originalmente diseñados para su empleo en la Industria Farmacéutica.

La figura incipiente del Remedio herbolario se encuentra en un momento de amplia oportunidad; existe una demanda marcada por productos de origen natural elaborados a base de plantas; el usuario busca alejarse de la medicina convencional basada en compuestos de síntesis química, por lo cual, la aplicación de las plantas como una opción en el cuidado de la salud le brinda un sentimiento de seguridad, de naturalidad y confianza.

Con el objeto de corresponder a la confianza que deposita el usuario en la medicina tradicional y en los Remedios Herbolarios, la industria tiene un camino plagado de exigencias regulatorias, de observación constante por parte de la autoridad sanitaria, y de exigencia de los clientes, mismo que será atendido de la mejor manera industrializando al gremio, profesionalizando las prácticas de producción y asegurando la calidad de los productos elaborados. C2

Referencias:

[1] PROGRAMA PARA LA RECUPERACIÓN DE LA MEDICINA TRADICIONAL Y LA HERBOLARIA EN LA CIUDAD DE MÉXICO. Gaceta Oficial del Distrito Federal. 31 de Enero de 2012.
[2] Organización Mundial de la Salud. Temas de Salud. Medicina Tradicional. Disponible en: http://www.who.int/topics/traditional_medicine/es/
[3] NORMA Oficial Mexicana NOM-248-SSA1-2011, Buenas prácticas de fabricación para establecimientos dedicados a la fabricación de remedios herbolarios.

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