Una lista que intente numerar lo mejor de algo, de un año, por ejemplo, debe tener un balance entre la subjetividad de quien escribe y una suerte de subjetividad colectiva, atenta y crítica.
En el caso del cine, uno debe pensar en esas películas que lograron conmover, aterrar, mover al público, pero también se debe tener en cuenta que algunas películas cambian la forma de hacer cine, que aportan al lenguaje cinematográfico o a la historia del cine mundial y su importancia radica en expandir los límites de un arte todavía nuevo. Una lista repite cosas, las replica, pero también propone una forma distinta de verlas.
En 2014 se estrenaron películas muy esperadas y que tuvieron un impacto mediático muy importante…
En 2014 se estrenaron películas muy esperadas y que tuvieron un impacto mediático muy importante, además de que hubo producciones que aportaron millones de dólares para las productoras, especialmente las estadunidenses, industria que continúa sana, pero que vive una de las crisis creativas más profundas de su historia con tantos reboots y remakes. Pese a ellos, hubo títulos dignos como Interstellar de Christopher Nolan, Guardians of the Galaxy de James Gunn, Dawn of the Apes de Matt Reeves y la última entrega de The Hobbit: The Battle of the Five Armies de Peter Jackson que llegó a mediados de diciembre a México. También están los dramas intensos que han acaparado las nominaciones a los Premios Oscar.
De las películas que presento a continuación, algunas estarán dentro del gusto de la Academia, otras seguro pasaron desapercibidas o no se acoplan a los estándares del medio comercial, pero todas tuvieron un estreno en México (comercial o en festivales) y pudimos verlas en pantalla grande y disfrutarlas. Este top cinco incluye cintas de Hollywood, pero también de otras latitudes y de géneros distintos.
1.- Boyhood
de Richard Linklater
Las virtudes de Boyhood, película más reciente del multifacético director, Linklater, cineasta detrás de piezas magníficas como Waking Life y la trilogía de Before the Sunrise, Before the Sunset y Before the Midnight, no se encuentran solamente en el hecho de haber filmado una historia a lo largo de 12 años. Protagonizada por Ethan Hawke (colaborador habitual de Linklater), Patricia Arquette y Ellar Coltrane (eje principal de la película), esta entrañable cinta cuenta la historia de un niño de seis años, su crecimiento, la relación con su padre, y el inminente paso a la adultez. La filmación de la película comenzó en el verano de 2002 en Houston, Texas, y finalizó en agosto de 2013, aunque realmente durante todos esos años sólo se filmó en 39 días. Boyhood es una película sobre el tiempo, no en términos metafísicos y abstractos, sino en términos de procesos humanos, nada más claro que el crecimiento y el descubrimiento de un mundo distinto, a través de los ojos de un niño. Actuaciones conmovedoras, una banda sonora impecable que da muestra de las tendencias musicales que dominaron la primera década del siglo XXI, y una trama profunda que ahonda en la euforia de la niñez y el desazón de la modernidad.
2.- Under the Skin
de Jonathan Glazer
Se trata de una adaptación de la novela homónima del escritor, Michel Faber. Este perturbador thriller de ciencia ficción, protagonizado por Scarlett Johanson, ofrece, a partir de una estética minimalista, un recorrido visual -que se ha comparado al trabajo de Gaspar Noé-, desconcertante y profundamente perturbador por las andanzas de una extraterrestre seductora que abduce hombres en algún poblado de Escocia. Con un ritmo lento y actuación soberbia de Johanson, Under the Skin se perfila como una de las películas de ciencia ficción más atrevidas de los últimos tiempos. Lejos de las naves, y los planetas más allá de la galaxia, esta película explora el choque entre una inteligencia (y una sensibilidad) distinta a la nuestra y la sociedad humana actual. Resulta satisfactorio que la acción ocurra en un poblado pequeño y no en una gran ciudad, como se acostumbra en las películas hollywoodenses, como si la gran historia del mundo sólo se construyera en la metrópoli. Under the Skin acierta en mostrarnos algo diferente, a partir de elementos angustiantes, en dejar de lado las teorías explicativas, para sólo develar un personaje y sus desconcertantes acciones en un mundo que carece de lógica.
3.- The Grand Hotel Budapest
de Wes Anderson
Existe un sello visual que distingue a Wes Anderson de cualquier otro cineasta de su generación. Una fotografía nostálgica y suave, un imaginario particular, personajes entrañables, repartos corales bien dirigidos, comedias inteligentes. El Gran Hotel Budapest no es la excepción. Su universo se cierra en sus propias referencias y sus trucos visuales se revelan una y otra vez en sus películas, como pasa con Burton y Tarantino, directores que corren el riesgo de repetirse hasta el hartazgo. Pero Anderson no decepciona. A partir de una serie de textos del escritor austríaco, Stefan Zweig, Anderson construye una trama de cajas chinas que cuenta una serie de historias de distintos personajes, a partir de la vida de un conserje, interpretado por Ralph Fiennes, de un célebre hotel (quizá el verdadero personaje de la película), localizado en la ficticia República de Zubrowka. The Grand Hotel Budapest es una película que divierte e intriga por igual. El cine de Anderson no apuesta por la profundidad, propone una caricatura, de personajes divertidos en escenarios que visualmente deleitan al espectador, enfrentando situaciones absurdas, hermosas, siempre soñadas.
4.- The Wind Rises
de Hayao Miyazaki
Con este título, el mítico director de animación japonés se despide del séptimo arte. The Wind Rises, filme que toma su nombre de un famoso verso del poeta Paul Valéry: “¡El viento se levanta, debemos intentar vivir!, ha sido calificado por la crítica como un trabajo realista distante de sus otras películas cuya propuesta siempre se inscribía en el género fantástico. Es verdad que Miyazaki abandona la narración fantástica que lo caracterizaba para contar por primera vez un suceso histórico de su país natal. En este caso la historia de Jiro Horikoshi, ingeniero aeronáutico responsable de muchos diseños de los cazas japoneses que volaron durante la Segunda Guerra Mundial. A pesar de este inesperado giro realista-histórico la cinta no abandona los intereses centrales de Miyazaki y mucho menos su animación tradicional, de hecho nos regala uno de los filmes animados visualmente más hermosos de la historia del mundo. Retoma también sus obsesiones para mostrarnos la raíz de su obra. Una de ellas es el concepto del vuelo. Anhelo más grande del hombre, alcanzado sólo para perfeccionar -si cabe este verbo- en el modo de hacer la guerra. La filmografía de Miyazaki se plaga de máquinas voladores, pilotos, aviones. ¿De dónde viene la obsesión de Miyazaki por los aviones?, se preguntarán. La respuesta se encuentra en su pasado. Su familia, durante la guerra ganó mucho dinero precisamente por la venta de aeropartes para las alas de los aviones Zero. Su niñez, ha confesado, es el detonante de esta relación bipolar entre los aviones y su obra. Por un lado, la riqueza de sus padres, la infancia feliz y por otro lado, el sufrimiento de la guerra y el sufrimiento de saber que esas aeropartes estaban destinadas a máquinas que participarían en una matanza.
5.- Blue Ruin
de Jeremy Saulnier
Dwight Evans (Macon Blair) es un vagabundo playero que gasta sus días leyendo, recolectando basura y escondiéndose en su automóvil azul gastado, cuando se entera de que el hombre que asesinó a sus padres saldrá libre de prisión. Así comienza Blue Ruin, thriller dirigido, escrito y fotografiado por Jeremy Saulnier, que nos muestra un EUA desnudo, descarnado, violento y con la constante presencia de las armas de fuego como el instrumento de la irracionalidad. La película tuvo su premiere en el Festival de Cannes y se hizo merecedor del premio FIPRESCI, tuvo notoriedad también por el éxito desatado a partir de una campaña de crownfunding que Saulnier comenzó para recolectar fondos para la producción. Blue Ruin es un filme que se suma a la enorme tradición estadunidense de historias de venganza, armas y antihéroes que buscan justicia al margen de la ley, pero a través de un personaje frágil e inexperto. El protagonista no es un hombre fuerte, ni diestro en el uso de pistolas. Es un hombre con mirada triste que termina viviendo en las calles de Rehoboth Beach tras lo que parece ser la experiencia más traumática de su vida: el asesinato de sus padres. Blue Ruin es una película que desnuda la violencia de la acción característica de estos filmes, pero sin restarle intensidad al conflicto. No despliega grandes balaceras o escenas vertiginosas. A partir de imágenes poéticas y tomas íntimas, Saulnier nos revela una estética de la violencia a través de una paleta de colores tenues. Su propuesta es la de contar la historia a partir de gestos y movimientos, de actos humanos en el marco de un paisaje rural, abandonado de toda institución, lejano y aislado, donde no cabe el diálogo, ni las justificaciones salvo para mostrar una verdad irrevocable, trágica y letal. Blue Ruin es el reflejo del mundo actual donde las Furias son las armas de fuego, esos objetos que castigan, vengan y cobran su propia justicia sin obedecer ninguna ley.
+ Mención honorífica
Navajazo
de Ricardo Silva
En el ámbito nacional el caso de Navajazo, opera prima del tijuanense, Ricardo Silva, merece especial atención por su propuesta formal que lleva los límites del cine a parajes poco explorados. A partir de una situación imaginada, una ficción de fondo, en este caso la del fin del mundo, Silva nos muestra una serie de personajes marginales en un formato que aparenta la del documental: drogadictos, actores de videohomes de bajo presupuesto, un director de porno amateur obsesionado con el amor, un coleccionista de juguetes que cree que su esposa es un fantasma, un músico que se hace llamar “El Muerto”, prostitutas, migrantes, pandilleros. Todos estos personajes se presentan como si fueran los sobrevivientes de este mundo distópico -que en este caso es Tijuana- que deben enfrentar el mundo con la misma hostilidad con la que el sistema los olvida y violenta, mirando a otro lado, convirtiéndose en esa misma violencia para mantener su estatus de sobrevivientes. Silva llama a esta propuesta etnoficción, retomando las ideas del académico suizo, Martin Lienhard, quien define el concepto como: “la recreación literaria del discurso del otro, la fabricación de un discurso étnico artificial… El autor, en la etnoficción, se coloca la máscara del otro”. Los mecanismos del cine en este caso convierten este artificio no en un falso documental sino en una ficción pura que revela el verdadero gesto de todos los seres humanos que viven al margen de nuestras sociedades. C2
kathy -
En realidad he podido disfrutar de muchas de estas películas aunque me faltan unas cuantas, pero gracias a dios encontré a casapelis.net que es una pagina de películas que las tiene en alta calidad
kathy -
En realidad he podido disfrutar de muchas de estas películas y las que me faltaron las tratare de ver en casapelis.net