Cuando el otoño llegó a Londres el año pasado, con él llegó la nueva comisión para la Turbine Gallery del Tate Modern.

El invitado fue el mexicano Abraham Cruzvillegas (México DF, 1968), artista que forma parte de la generación de los 90’s, que junto a Gabriel Orozco definieron los caminos de lo que ahora conocemos como arte contemporáneo mexicano. Cruzvillegas se ha convertido en uno de los artistas conceptuales más reconocidos en la actualidad.

[blockquote author=”” pull=”pullright”]El proyecto más emblemático de Cruzvillegas es el denominado “Autoconstrucción”.[/blockquote]

El proyecto más emblemático de Cruzvillegas es el denominado “Autoconstrucción”, el cual refiere a la transformación gradual de la vivienda, donde el ingenio, la improvisación según las necesidades, lo provisional y el reciclado, son los elementos que definen este sistema de construcción. El artista utiliza este concepto para hablar de su origen, por un lado, y reflexionar acerca de este problema social en México, por el otro.

En la Turbine Gallery se han presentado proyectos de artistas contemporáneos tan importantes como Olafur Eliasson (2003), Doris Salcedo (2007), o Ai Weiwei (2010 – 2011).

La presencia de Cruzvillegas en el Tate Modern es una muestra de la notoriedad que tienen hoy en día nuestro país y el arte contemporáneo mexicano en el extranjero. Esta notoriedad a suscitado el interés de muchos artistas de venir a México y presentar su trabajo como lo hicieron Matt Mullican (Estados Unidos, 1951), Jorge Macchi (Argentina, 1963) y Cai Guo Qiang (China, 1957).

Otros importantes artistas que en muchas maneras tienen semejanzas con los procesos de trabajo de Abraham Cruzvillegas son Los Carpinteros, colectivo cubano fundado en 1992 en La Habana por Marco Castillo (Camaguey, 1971), Dagoberto Rodríguez (Caibarien, 1969) y Alejandro Arrechea (Trinidad, 1970). Este último trabajó con ellos hasta el 2003.

Sus obras cuestionan el pasado y presente cubano con un gran sentido del humor.

Desde sus inicios, las circunstancias políticas, culturales y sociales de su país tuvieron una influencia directa sobre su trabajo. Sus obras cuestionan el pasado y presente cubano con un gran sentido del humor, pero cargado de ironía. Reflexionan también sobre la posición del individuo en relación a sistemas políticos, económicos e ideológicos.

Sus proyectos hacen una fuerte crítica a los sistemas que gobiernan su país, por un lado, y por el otro, muestran un gran orgullo por su identidad cubana. Un gran orgullo por el pueblo forjado en medio de grandes adversidades pero lleno de numerosas virtudes, como lo humano, lo sensible y lo festivo.

Al principio, Los Carpinteros reutilizaban objetos cotidianos, recolectaban esos escasos materiales disponibles en la isla, entre ellos madera, que recogían en las calles de la Habana, y que les valió el nombre de “Los Carpinteros”. Con estos materiales reciclados produjeron, al inicio, sus piezas, pero con el tiempo se dieron la oportunidad de utilizar otros objetos y materiales nuevos, dejando de lado el reciclaje, reflexionando acerca de los nuevos tiempos dominados por el consumo.

Es muy interesante la propuesta crítica y a la vez llena de humor del colectivo Los Carpinteros, y hoy tenemos la oportunidad de ver una gran selección de su trabajo en México. La muestra “Los Carpinteros” se presenta actualmente en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, y viajara a inicios del 2016 para montarse en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo en la Ciudad de México.

2015 nos mostró excelentes muestras de arte contemporáneo. ¿Será que ya vimos lo mejor, o alguna exposición nos sorprenderá en 2016? C2

 

 

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