Éstas adquirían protección hacia nuevos brotes de dicha infección viral. En aquellas épocas, los niños eran expuestos intencionalmente a formas virulentas de la infección para prevenir infecciones subsecuentes.
Ambos virus pertenecen a la misma familia, la de los poxvirus. El virus Vaccinia tiene como hospedero a las vacas, pero su superficie externa es prácticamente igual al virus de la Viruela. Esta similitud le permite actuar, como vacuna, contra un virus que ha sido uno de los agentes patógenos más mortíferos en la historia de la humanidad.
Uno de los avances de mayor impacto en el siglo veinte, en el área inmunológica, tuvo que ver con la implementación de vacunas usando cultivos celulares, como por ejemplo en huevos embrionarios de pollo. Así se desarrolló una vacuna contra el virus de la influenza. En la tabla 1, se encuentran algunos desarrollos sobresalientes en la obtención de las vacunas (Acheson N, 2009 y Vaccine Technology V, 2014).
Pre-1700 | Curanderos chinos utilizan las costras de viruela para inmunizar intranasalmente o en contacto con la piel. En el mediterráneo usan directamente las mordeduras de mosca de arena infectadas con lehismania, para inducir protección a largo plazo. |
1721 | Lady Montagu lleva el concepto de variolación de Turquía a Inglaterra, que consiste en la inoculación con pus de una víctima infectada con viruela de la vaca. |
1798 | Edward Jenner publica su libro Variolae Vaccinae, donde describe sus descubrimientos para proteger a las personas contra infecciones de la viruela. |
1885 | Louis Pasteur y colaboradores introducen la vacuna contra la rabia. |
1900 | Walter Reed demuestra que la fiebre amarilla es causada por un virus filtrable. |
1930-45 | Introducción de vacunas para la encefalitis Japonesa B (1930), fiebre amarilla (1935) e influenza (1936). |
1946-75 | Introducción de vacunas para el virus de la poliomielitis tipos 1-3 (cepa de Sabin atenuada y virus inactivado Salk); virus de sarampión, paperas, y rubeola, virus de la encefalitis transmitido por garrapatas; cultivos de tejidos de cerebros de ratón, embriones de pato para vacunas del virus de la Rabia; virus Influenza A y B inactivada; Adenovirus. |
1975 | Introducción de vacunas en contra del virus de la Hepatitis B, Hepatitis A, virus de la Varicela zoster, Varicela. |
2006 | Sale al mercado la primera vacuna profiláctica contra el virus del Papiloma Humano (VPH) 16 y 18. |
2013 | Flublok® es la primer vacuna recombinante autorizada por la FDA contra la influenza, basada en el uso de cultivo de células infectadas con baculovirus, el cual es un sistema en el que se desarrollan gran cantidad de proteínas. |
En el área inmunológica existen dos términos comúnmente usados: antígeno y anticuerpo. Se denominan antígenos a partículas extrañas al organismo que pueden tener naturaleza viral, bacteriana o de otro origen que desencadenan una respuesta inmune; y anticuerpo, a las moléculas del sistema inmune que serán capaces de eliminar los antígenos.
Dentro de las vacunas se pueden encontrar dos tipos: las profilácticas y las terapéuticas. En el caso de los virus, las vacunas profilácticas ayudan a prevenir la presentación de la infección mediante la producción de moléculas neutralizantes llamadas anticuerpos, que son dirigidas contra las partes externas más expuestas del virus, como son las proteínas de su superficie. Cuando existe contacto con el virus, las proteínas externas de éste son reconocidas por los anticuerpos y eliminadas. Las vacunas terapéuticas tratan de eliminar las lesiones o la infección ya existente. En casos como el virus del Papiloma Humano, (VPH), el desarrollo de vacunas terapéuticas se enfoca en erradicar o reducir las células ya infectadas y en la prevención de la progresión de las lesiones de bajo a alto riesgo para evitar carcinogénesis. Esto se intenta lograr con el uso de proteínas del virus y/o proteínas del huésped presentes en la célula infectada que se sobreproducen tardíamente en la enfermedad. El uso de estas proteínas, usadas como antígenos, estimula la población de células inmunes llamadas células citotóxicas y asesinas, que reconocen a las células infectadas y se encargan de atacarlas y eliminarlas.
Las vacunas son efectivas contra los agentes infecciosos si no sufren mucha variación antigénica, no interfieren con la respuesta inmune del huésped y no desarrollan latencia. Es decir, no se integran a los genes del huésped. Son más eficaces contra las infecciones en las que el humano es el huésped y no tienen un animal reservorio, es decir, un animal donde hospedarse.
Las vacunas virales pueden agruparse en varias categorías…
Las vacunas virales pueden agruparse en varias categorías: Virus vivos tipo silvestre; son las vacunas más simples y se encuentran entre las más efectivas. En este caso un virus que infecta a una especie animal, su huésped animal, puede ser usado en otra especie donde se replica pobremente sin efectos patógenos, resultando en una efectiva respuesta inmune. Como se mencionó arriba, desde hace medio siglo una de las estrategias de terapia viral consiste en el uso de los propios virus como vacunas antivirales. El virus puede ser utilizado en su forma inactiva o atenuada, cuya introducción ha ayudado a la reducción y control de enfermedades infecciosas humanas. Por ejemplo, el uso de virus inactivos contra la rabia y atenuados contra la polio, sarampión y fiebre amarilla. El inconveniente en el uso de virus atenuados es que pueden causar la enfermedad en sujetos inmunodeprimidos, es decir, bajos en defensas, por ejemplo una persona que tenga cáncer o el virus VIH. También se han utilizado cepas de virus no patógenos estrechamente relacionadas, con el fin de inducir una respuesta inmune protectora contra las infecciones virales, como en el caso del virus Vaccinia, el cual se ha usado para combatir el virus de la Viruela. Componentes o subunidades de vacunas; consisten en proteínas virales purificadas o toxinas inactivadas provenientes de bacterias que generan una respuesta inmunológica y carecen del ácido nucleico del virus. Tienen la ventaja de no presentar peligro de infección, como puede suceder con cepas virulentas activas, como el antígeno de superficie del virus de la Hepatitis B. A finales de los años 70 y principios de los 80, se descubrió que en la sangre de pacientes infectados con este virus, se encontraban grandes cantidades de partículas compuestas por la proteína S de la superficie del virus de la Hepatitis B. Estas partículas eran capaces de producir una respuesta inmune y tenían la característica de no ser infecciosas debido a que carecían del ácido nucleico del virus. Estas proteínas de la superficie del virus de Hepatitis B han sido empleadas como vacunas en forma efectiva para combatir la enfermedad.
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